De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE), en las elecciones del 14 de abril de 2013, Nicolás Maduro obtuvo 7.587.579 votos (50,61%) frente a Henrique Capriles que alcanzó 7.363.980 votos (49,12%). Este resultado se obtuvo al escrutar 99,12% de los sufragios y con una participación de 78,71% de los electores. Una tendencia «irreversible», según la presidenta del CNE, Tibisay Lucena. Maduro, durante su discurso de la supuesta “victoria”, pidió que se abrieran las urnas para verificar que había ganado. Su declaración fue rectificada, una vez que el organismo electoral señalara que lo que correspondía era una auditoría técnica y no un recuento de votos.
Durante la campaña electoral, el uso descarado de los recursos del Estado para favorecer a la candidatura de Maduro era groseramente evidente; igual, la falta de depuración del Registro Electoral (padrones), así como de las incidencias del voto asistido, el manejo de la maquinaria chavista para arrear votos, la doble votación, todo refrendado por organizaciones como el Centro Carter, son pruebas irrefutables del fraude que se perpetró en Venezuela.
Esto no es todo, una revelación del Capitán de Corbeta Leamsy Salazar, quién desertó en diciembre de 2014, dejó en claro las irregularidades del proceso electoral que fueron detectadas y denunciadas en su momento. Salazar fue por 10 años, parte de la seguridad personal y hombre de absoluta confianza del Hugo Chávez, a su muerte, fue requerido por Diosdado Cabello para que trabaje junto a él.
Emili Blasco, periodista del diario español ABC, teniendo como base las declaraciones del Capitán Salazar escribió un capítulo de su libro Bumerán Chávez, los fraudes que llevaron al colapso a Venezuela.
Transcribo un extracto del artículo que se publicó en el diario ABC bajo el título: Dirigentes chavistas añadieron votos falsos para robar las elecciones:
“Las computadoras secretas de los chavistas lo indicaban bien claro. A las seis de tarde, la hora en que el 14 de abril de 2013 debían cerrar los centros electorales en Venezuela, las presidenciales las había ganado Henrique Capriles Radonski.(…).Un sistema informático paralelo al oficial permitía al chavismo saber en tiempo real a lo largo del día la evolución del voto, así como el número de votos falsos que debía producir para girar el resultado…”
A las diez de la mañana, Diosdado Cabello se personó en la sede del Ayuntamiento de Caracas, en el municipio Libertador. El número dos del régimen acudió con su jefe de seguridad, Leamsy Salazar. Ambos subieron a la planta del despacho del alcalde y se encaminaron a una dependencia próxima. Allí se había instalado una sala de seguimiento informático electoral considerada «top secret». De acceso absolutamente restringido, en ella se dieron cita Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, y Jorge Rodríguez, alcalde caraqueño y gran mago del engaño electoral chavista.
En la sala, dispuestos en forma de U, había veinticuatro monitores, uno por cada estado venezolano, más uno central que totalizaba los datos de todo el país. Testigo ya de unos cuantos secretos del chavismo, Salazar se dio cuenta desde el primer instante de lo irregular de la situación: en las pantallas estaban apareciendo los votos que iban logrando Capriles y Maduro. Eso ni siquiera podía conocerlo el CNE, dado que las máquinas electrónicas de votación solo se conectaban en red al final para transmitir los resultados…”
«Maldita sea, ¿vamos a permitir que esta mierda de elecciones las gane este “marico” el coño de Capriles?», preguntó Cabello. Salazar cuenta que entonces los dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) hicieron una reunión de urgencia, a la que luego se sumó el vicepresidente Jorge Arreaza. Hacia las cuatro de la tarde Capriles seguía arriba, según nuestro testigo, por 220.000 votos…
“Es cuando ese día se cayó el sistema de internet. Al poco salió en público Arreaza anunciando que había habido un problema con internet y que se estaba arreglando. Cuando se restituyó el servicio las pantallas de las computadoras comenzaron a revertir la situación: iban llegando más votos para Maduro».
Blasco agrega que la prórroga del proceso electoral dio el tiempo necesario para que el chavismo revirtiera la situación a través del arreo de votos.
“El robo electoral fue confirmado confidencialmente a Estados Unidos por algunos de los principales dirigentes chavistas. Desaparecido Chávez, algunos comenzaron a entablar contactos indirectos para limpiar su pasado. Emisarios de Cabello y del nuevo ministro de Interior y Justicia, el general Miguel Rodríguez Torres, reconocieron lo que todo el mundo sospechaba. -Vale, es verdad. Añadimos trescientos cincuenta mil votos. Las estaciones uno, dos y tres de los centros electorales estaban operados por gente nuestra.- Capriles nos quitó novecientos mil votos, y habrían llegado a ser dos millones si no llega a haber voto asistido y los demás procedimientos”.
Maduro fue proclamado Presidente, son ya cuatro años de una pesadilla convertida en la más grande tragedia de la historia del pueblo venezolano. Cualquier parecido con las elecciones en nuestro país, es pura coincidencia.