En estos últimos días del gobierno he visto un inusual ajetreo que pareciera, va encaminado a dejar grabadas en la retina de los ecuatorianos las buenas acciones que el gobierno saliente ha llevado a cabo.
Es como si la última impresión es la que en realidad pesara. Entre las más llamativas están: la intervención pública del presidente saliente, dando cuenta del buen estado en el que deja la economía del Ecuador (con esto da impresión de que cualquier crisis económica futura será responsabilidad del presidente entrante); el operativo para traer a toda costa y lo antes posible desde Perú a Capaco y su hijo; coincidentemente, el fiscal general decide anticipar su salida para posesionar a su sucesor, que sabemos ha estado estrechamente vinculado al presidente saliente. Inaugura obras a toda velocidad y presenta futuros megaplanes sobre otras.
Pareciera que quiere que nos acordemos cómo con él la pasábamos soñado y las cosas funcionaban de maravilla. ¿Será que planea su futuro regreso con la muletilla de “cuando yo era presidente estábamos mejor”?
La memoria es frágil, prohibido olvidar lo que hemos vivido durante estos diez años de gobierno: la cantidad de plata despilfarrada, la reserva monetaria aniquilada, falta de independencia de los poderes del Estado, casos de corrupción al más alto nivel, sobrecarga de impuestos, endeudamiento excesivo, la aniquilación y muerte de la contratación colectiva en el sector público, persecución y descalificación por opinar diferente, entre otras tantas más.
Mientras, en la otra orilla, está el presidente entrante que dialoga y tira puentes donde antes se habían quemado.
Lo que confunde y causa expectativa es el manejo económico que tendrá este nuevo gobierno. No entiendo para qué invita al exministro de economía de Grecia, país sumido en una profunda crisis económica y quien además era partidario de crear una moneda paralela al euro. ¿Qué consejo busca?
Nuestra economía no soporta más estrés, debe buscar expertos que hayan sido parte de casos exitosos y así comenzar con pie firme, generando confianza para los inversionistas.
Lo del asesoramiento con el experto griego es una cortina de humo y de alguna manera ganar simpatia ideologica a conviniencia.