Los ecuatorianos no solo quieren un cambio en el equipo donde entran unos integrantes para sustituir a otros, sino que requieren por parte del Presidente entrante, planteamientos claros que permitan superar o paliar la situación en que se recibe al país.
Con el anuncio por parte de Moreno de su gabinete o equipo ministerial, se puede notar que hay pocas caras nuevas y que los cargos de mayor importancia lo siguen ostentando los que estuvieron con el anterior mandatario; política nada recomendable.
En la reestructuración que propone Lenín, se elimina una serie de Ministerios Coordinadores y Secretaría entre ellas la inútil y de pipones del Buen Vivir. Un signo positivo de que se pretende iniciar una etapa de ahorro luego de un despilfarro bestial; no obstante, ya salió una asambleísta verde diciendo otra cosa.
No deja de preocupar que en lo económico esté dejando a los mismos que implementaron políticas que han puesto al país en una situación muy difícil y, donde se debe dar un giro de 180 grados que reviertan los marcadores de cifras negativas.
Lo expresado por Moreno en reiteradas ocasiones de instaurar el diálogo y tener la mano extendida para todos los sectores incluyendo la oposición, despierta el optimismo y da un aliento de esperanza de que se puedan dar días mejores para el país; más que nada de una tregua ante la división y el odio que se fomentó.
Las reuniones con empresarios, banqueros, embajadores, etc., fue un mensaje positivo. Todos quienes han participado han salido con semblantes que demostraban satisfacción. Se despejaron preocupaciones respecto a dolarización, dinero electrónico, reducción de tributos, revisión de leyes, etc. Veremos si del dicho al hecho no hay mucho trecho.
En la transmisión de mando llamó la atención a ciertas personas que el Presidente saliente no se dirigiera a la nación con un discurso de despedida; el hacerlo hubiera opacado a Lenin. Esa parte estuvo correcta.
El Presidente de la Asamblea priorizó el trabajo en equipo que deben tener los nuevos asambleístas, esto es oficialistas y de oposición, pero una gran parte de su discurso se centró en hacer una apología de Correa y de que los 10 años de su mandato en los él colaboró. Dijo se deja un país diferente. Sin lugar a dudas, quebrado y endeudado.
Por otro lado, Lenín se centró mucho en el diálogo a pesar de su discurso desordenado. Lo rescatable fue su propósito de un cambio que se puede resumir en: una reducción del gasto público; sostenimiento de la dolarización; rechazo a una moneda paralela, una lucha implacable contra la corrupción, dialogo con libertad de expresión, etc.
Es de esperar que la diversidad de conceptos vertidos por Lenín se transforme en políticas de Estado que encaminen al país por la ruta de la recuperación económica, la inversión y el empleo.
Una vez más, lo último que se debe perder es la esperanza, aunque parece demasiado bueno para ser cierto.
Tal parece que el » cambio» es tan brutal, que hasta los opositores se sienten animados. Supongo que ya no se hablará de dictadura , cuando más de dictablanda. Yo,lo que no entiendo,es como se puede creer que alguien que hasta ayer comió de la mano de la dictadura, ahora es honrado, correcto y hasta deseable?.
«Las palabras se las lleva el viento»
Como podemos pensar en que esta gente gobierna con equidad? según sus propias palabras dijo que combatirá la corruoción de ayer… entonces que principie con devolver lo que se «usó» por honorarios de un falso puesto en Ginebra y luego de eso estoy seguro que principia con lo de Odebrecht…