Hay algunos que dicen que los motociclistas ruedan para escapar de la vida, la verdad es que un Harlista rueda para que la vida no se le escape.
Alisto mis botas, chompa de cuero, casco y bandana, porque el rodar una Harley es un estilo de vida y parte de una historia de más de 110 años. Aquella arcaica e insulsa utopía de creer que ser Harlista es sinónimo de rebeldía, ya está superada.
Muchos somos profesionales de las más diversas ramas donde compartimos una misma pasión: la libertad al rodar.
Vivimos la vida, con aceleradas y frenadas, con sobresaltos por obstáculos, donde lo importante es, con seguridad y precaución, disfrutar siempre del viaje; la velocidad o el puesto de llegada no es nuestra prioridad.
La sensación es inexplicable paz, libertad, fraternidad, solidaridad; es sentirse cómplice de este modelo de vivir, departiendo momentos gratos e irrepetibles, con dilectos amigos que comparten tu afición.
Es confiar en tu moto, pero para ello tienes que primero confiar en ti. Es saber que eres vulnerable, que debes ser cuidadoso porque tu cuerpo es tu chasis, es saber que cualquier error que cometas puede no tener vuelta atrás y que en algún momento te vas a caer. Cuando eso sucede, te levantas, das gracias a Dios y sigues, porque así es la vida; el problema no es la caída, el problema es saberse levantar.
Por todas estas razones, los amigos de la comunidad “Old Timers”, han organizado el primer encuentro de Harlistas en Guayaquil bautizado como “La Perla Harley Fest”, que contará con la participación de más de 200 motos Harley-Davidson que llegarán desde varios puntos del país, junto con hermanos de Colombia, Perú y otras latitudes, para vivir una experiencia inolvidable.
Hagamos algo diferente este fin de semana, vamos a participar de este grato evento, en el cual se distraerán viendo diferentes modelos de motos, con accesorios que llevan impreso la personalidad de su propietario.
Dicen que todos los caminos conducen a Roma, pero este viernes 30 de junio a partir de las 12 p.m., todos los caminos nos conducirán a La Perla, en mi lindo y amado Guayaquil.