21 noviembre, 2024

Ecuador, un país de histéricos.

Dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, que histeria en el ámbito médico es: “Enfermedad nerviosa, crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, caracterizada por gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques convulsivos” o como adjetivo: “Estado pasajero de excitación nerviosa producido a consecuencia de una situación anómala”.

Es malo denunciar lo que uno cree y considera que se está haciendo erróneamente, yo considero que es indispensable hacerlo, más aún si dentro de tus deberes como legislador se tiene la obligación legal y moral de hacerlo.

Para mí es una pena, que quien funge como segunda autoridad de nuestro país, siga anclado a la nefasta manera de administrar del expresidente Correa, cuya manera de contrarrestar las denuncias en su contra, a falta de argumentos de defensa, se limita a denostar a sus denunciantes, tratando de minar la credibilidad de los mismos aún con argucias y patrañas, pero en ningún momento desvirtuando de lo que fundamentalmente se le acusa.

Esa práctica es perversa, pero está dentro de la hoja de ruta del socialismo del Siglo XXI que nuestros últimos gobernantes están siguiendo al pie de la letra; hace algunos años escribí que yo consideraba una buena persona al presidente actual y que en esos momentos, cuando el ejercía el cargo del infamador de ahora, me parecía que el señor Moreno no encajaba en el andamiaje corrupto del expresidente y su pandilla, actualmente sigo considerando lo mismo, pero con diferentes actores y diferentes posiciones, ahora quien no encaja en el nuevo andamiaje de apertura implementado por el licenciado Moreno, es quien manejó los sectores estratégicos a su abuso y antojo durante la década perdida en nuestro querido Ecuador.

Regresando al título de histéricas, mencionado por el señor Glas a varias Asambleístas que están ejecutando las labores para las cuales fueron electas, creo que se orientarían más a la segunda acepción dicho por la RAE: “Estado pasajero de excitación nerviosa producido a consecuencia de una situación anómala”, porque a mi modesto entender, lo expuesto por ellas y en lo cual coincidimos muchísimos ecuatorianos es que lo actuado por el actual VP del País, de largo y con creces es una situación anómala que debe ser explicada, no con espectáculos en la Asamblea Nacional, donde sólo faltó un grupo de garotas sacadas de las oficinas de alguna transnacional de construcción para que le vitoreen mientras destilaba veneno, sino a través de un juicio político donde se le exija responder las preguntas que muchos ciudadanos queremos que nos contesten.

Si eso para los reciclados del gobierno anterior es ser “histéricos”, creo que las Asambleístas así como cientos de miles de compatriotas diremos con mucho orgullo, también soy parte de los ECUATORIANOS HISTÉRICOS.      

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Cuatro años

Hace ya más cinco años, el periódico más antiguo del país, Diario “El Telégrafo” que durante más de cien años hizo honor a su lema “TRIBUNA DE LA VERDAD SIN TEMOR NI FAVOR”, pasó a ser un Diario estatal. Varios de los columnistas del Diario, al ver que en las conversaciones se empezó a hablar de ciertas restricciones, y preocupados por la posibilidad de censuras resolvimos dejar de escribir en el Diario y así lo pusimos en un editorial que se publicó en el mismo Diario.

Como en el Diario teníamos locutorios donde conversábamos con Ministros, políticos y gente que hacía noticia, para poder escribir con veracidad y justicia, luego de unas pocas semanas, nos reunimos a conversar sobre la situación del país y la conveniencia de continuar escribiendo y teniendo reuniones igual que antes.

Al fin, después de poco tiempo, el 16 de septiembre de 2007 logramos publicar el primer número de este Diario, el cual ha ido creciendo paulatinamente tanto en suscriptores al mismo, como en visitas de gente interesada en leer determinados artículos, ya sea por recomendación de otros o por voluntad propia.

Incremento lógico

Para todos los ciudadanos pensantes era lógico que al cambiar las leyes dando mayores facilidades a los ladrones para el cometimiento de sus actos delictivos, esos hechos se incrementarían. Las cifras lo han confirmado con el número de denuncias presentadas en las comisarías.

Algún burócrata defensor de los delincuentes ya salió al paso de esas cifras para indicar que no se trata de un incremento, sino que como han pasado de la fiscalía a las comisarías, se trata de una simple transferencia de jurisdicción. No es así, pues a pesar de que, en efecto, algunas de las denuncias presentadas en las comisarías se habrían presentado en la fiscalía, el número neto sí se ha incrementado. ¿Y qué se podría esperar si el mismo Estado, a través de sus funciones ejecutiva y legislativa, está fomentando el delito?

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