El cuestionado vicepresidente ha calificado a un grupo de asambleístas de la oposición como las HISTERICAS, el motivo, los puntos de vista opuestos a los hechos de corrupción que se denuncian e investigan en su contra.
El papel de las féminas asambleístas fue duramente criticado por ciertos sectores en el periodo pasado. Era notorio que la cúpula femenina verde Flex que dominaba el legislativo desde las principales funciones, asumió una postura que terminó siendo calificada de sumisión; hecho que quedó demostrado en múltiples ocasiones.
En la actual asamblea las histéricas están tratando de hacer valer su papel de legisladoras y fiscalizadoras, sacudiéndose y desprendiendo la etiqueta de sumisión con que fueron calificadas por culpa de las verdes.
El vicepresidente pretende retomar la antipatía que tenía Correa para con las mujeres. Era común para el personaje de ingrata recordación, que sin consideración al sexo femenino les indilgara todos los calificativos y epítetos que le surgían en sus desbocadas intervenciones. El rechazo al pupilo no se ha hecho esperar, tildándolo de misógino y machista.
En sus últimas intervenciones las sumisas siguen la misma línea que tuvieron durante su nefasto periodo en el legislativo anterior, gritan, vociferan y sin tomar respiración defienden la obra del dictócrata. La corrupción que se destapa en las áreas que tenía a cargo vicepresidente, es creciente, no obstante, lo protegen a capa y espada. Los tiempos han cambiado, pero parece no han caído en cuenta.
La propensión de las sumisas, me trajo al recuerdo la anécdota de “la carreta vacía”. Cuando veo a una persona que habla demasiado interrumpiendo la conversación o el dialogo, presumiendo de lo sabe o pretendiendo saber más, menospreciando a la gente y sintiéndose prepotente, son como el ruido que hace la carreta vacía; cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace. Mucho verbo y poco condumio y nada arriba.
Hoy luego de la década ganada, muchos verdes mantiene su prepotencia. Para ellos la propuesta de diálogo es inoficiosa. Son tan pobres que lo único que tienen es dinero producto de la corrupción, abrigan un espíritu lleno de egoísmo y un vacío interior que se percibe por quienes los conocen
Con el grupillo de las sumisas está aquella que debido a su gran amargura consecuencia de los complejos que arrastra, mandó a cierto estrato de ecuatorianos a comer mierda, mientras otra cubría su incapacidad con los errores de buena fe. Siguen defendiendo el proyecto de la revolución, pero con un estatus diferente, cambió su vida gracias al falso socialismo del siglo XXI.
El presidente Moreno tendrá que enfrentar a los sumisos si quiere cumplir sus promesas. Gobernar y dirigir Alianza País al mismo tiempo le será prácticamente imposible, por lo que tendrá que despojarse de la disciplina partidista; entonces vendrá el rompe y raja.