«La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes»
Martín Luther King
¿Por qué protegerse contra la democracia, cuando es en la democracia donde está la clave para el desarrollo de las sociedades abiertas, a favor de la realización humana? En ausencia de la democracia todo llama a la arbitrariedad para que asuma el liderazgo político de la actividad social. O sea las libertades, los derechos y las garantías sociales cuando no son marginadas, del día a día, son minimizadas a los niveles más bajos, según las circunstancias. Las movilizaciones, los reclamos, la oposición son criminalizados y sus gestores convertidos, por definición del poder, en anti patria y reos de culpa. Calla la palabra y ensordece el silencio los espacios humanos…
¿Por que defender, entonces, tal cual sucede en Venezuela, una forma de gobernar con persecuciones, a tiros y mediante asesinatos si es que representa la verdad, la razón y la justicia? Simplemente ya no hay democracia. Hay dictadura. Autoritarismo. Terrorismo de estado. Las armas para defender la soberanía apuntan hoy contra el pueblo, el verdadero y único soberano. Es la desesperación por mantenerse en el poder que usa el crimen como justificación. ¿Qué hacer, por eso, para que en Venezuela renazca la paz de la solidaridad social?
No se trata de violentar algo que hace tiempo ya está violentado. Son 20 años de desmadre político, con olor a farsa circense, ayer con Chávez y ahora con Maduro, que exigen y gritan BASTA! Basta al atraco de las riquezas nacionales!. Basta al atropello de víctimas inocentes!. Basta al narco tráfico a través del gobierno!. Como que las cosas necesitan que cesen las quejas ante los organismos internacionales, y que estos, definitivamente actúen. Sí, que intervengan!. Que detengan una guerra civil que está a las puertas, con un resultado incalculable de pérdidas humanas…
¿Es que el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas solo sirve para declaraciones rimbombantes? ¿Y por qué no actúa el Alto Comisionado para los Derechos Humanos con su obligación de promoverlos y protegerlos en el mundo? ¿Existe aun la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDCH)…, porque, sobre Venezuela, es como que si no existiera? ¿Y la Corte Internacional de Justicia… esperará, burocráticamente, el mejor momento para actuar? Al parecer la formalidad puede más, mucho más que los asesinatos ordenados por la tiranía de Maduro. ¡Y ya van cerca de 90!. Casi 1 por día de los contados en los 3 meses de manifestaciones.
Todo este detente contra Maduro y su narco gabinete como que puede resumirse en dos situaciones: 1. El tráfico de drogas, por coimas y lavado de dólares, instalado por el chavismo a través de los pequeños países del Caribe, desde Venezuela vía México/USA, que insisten en estar a favor de Maduro y defienden, así, sus ingresos extras y 2. La formación de cualquier tipo de gobierno por derecho propio de soberanía y el cumplimiento del principio internacional de no intervención en su contra. Algo que encubre, en ambas situaciones, fuera de todo razonamiento lógico, el terrorismo de estado tapiñado con la fachada de una democracia falsa.
¿Es que, en verdad, está defendiéndose una democracia, al dejar hacer sabiendo, por demás, que su gobierno es fuente del tráfico de drogas y lavado de dinero, pero también promotor de asesinatos, persecuciones, encarcelamientos y asalto al tesoro público, para mantenerse en el poder? ¿No es que los sucesos en Venezuela, manipulada su administración por delincuentes, atentan y contradicen cualquier tipo de sistema democrático, y pone en grave peligro la salud socio política nacional, a la vez que destruye los valores de libertad y justicia?. ¿Cómo entender, por eso, que el gobierno de Maduro sea intocable, si ha violado todo lo que social y políticamente defiende una democracia? ¿Es que aun no está claro que estas barbaridades, características de terrorismo de estado y crímenes de lesa humanidad, deben ser detenidas y castigadas?. «La injusticia en cualquier lugar – insistía Martín Luther King- es una amenaza para la justicia en todas partes».