El Foro de São Paulo (FSP), llamado así porque en 1990 en esa ciudad de Brasil se realizó la primera conferencia de organizaciones, movimientos y partidos de izquierda, ideado por Fidel Castro e Ignacio Lula Da Silva. Dicho Foro fue constituido para debatir sobre el escenario internacional después de la caída del Muro de Berlín, revisar la estrategia comunista revolucionaria en medio de la crisis del socialismo.
Desde su fundación esta organización se reúne periódicamente en diferentes países, ha ido creciendo paulatinamente, actualmente asisten a sus cónclaves delegaciones procedentes de América, África, Asia y Europa. La bandera que enarbolan los miembros de FSP es la lucha contra el imperialismo, el neoliberalismo y la toma del poder popular; condenan al terrorismo, el narcotráfico y la violencia, pero tienen como sus miembros al Partido Comunista de Cuba, al Partido de los Trabajadores de Brasil, a las FARC y ELN, de Colombia, Tupamaros de Uruguay; a los Frentes, Farabundo Martí de El Salvador y Sandinista de Nicaragua, entre otros.
El Foro de Sao Paulo, en la declaración final de su IV conferencia, en La Habana en 1993, estableció, que: “las Fuerzas Armadas constituyen una de las amenazas más serias a la construcción de la democracia política en Latinoamérica”. El desaparecido Tomas Borge, sandinista y miembro del FSP dijo que “los ejércitos sólo sirven para dar golpes de Estado y para reprimir al pueblo, son un cáncer en nuestros países. No hay razón para que sigan existiendo”.
La revista América Libre, órgano de difusión del pensamiento de los miembros del FSP; no esconde su rechazo a que los militares luchen contra el narcotráfico y el terrorismo; al contrario, opina que el combate contra el narcoterrorismo es una mera excusa para golpear a los movimientos revolucionarios. “El imperialismo, una vez que ya no tenía a mano la justificación de la doctrina de seguridad nacional, ni el anticomunismo, ha inventado nuevas funciones para las Fuerzas Armadas para golpear a la fuerza revolucionaria: el narcotráfico y ahora el terrorismo. Son vehículos que han sustituido al anticomunismo”.
En vísperas del aniversario del triunfo Sandinista, en Nicaragua se celebró la XXIII reunión del FSP; su anfitrión Daniel Ortega, no sólo ha reformado la Constitución para perpetuarse en el poder y constituirse en el émulo de los Somoza; además, ha conseguido del Parlamento que a los militares se les permita tener responsabilidades en la vida política y económica del país, abriéndoles el camino para que intervengan en la redacción de leyes, que ocupen cargos civiles en el gobierno, que ofrezcan servicios de seguridad a la empresa privada, etc.
El Consejo Supremo Electoral, controlado por Ortega destituyó a 28 diputados de la oposición. Con este acto se consagró el control total del poder a través de un neosomocismo desvergonzado.
Voceros de Carondelet informaron que el Presidente Moreno viajaría a Nicaragua para participar en el Foro de Sao Paulo y que “el objetivo era fortalecer las relaciones políticas con el Gobierno de Nicaragua y ratificar el compromiso con el progresismo y la integración regional”.
A última hora se informó que Moreno no viajaría. El hecho de haber tenido la intención de viajar a Nicaragua, era un mal mensaje para las Fuerzas Armadas y para el pueblo ecuatoriano; visitar un país donde gobierna una dictadura neosomocista y a la reunión del Foro de Sao Paulo, resulta preocupante.