Cuando en 1820 Guayaquil se independizó de España, la ciencia de la economía experimentaba gran transformación, se estaba terminando de enunciar los principios para tener crecimiento sostenido. El feudalismo y mercantilismo no habían permitido a las economías crecer, era tan lento que tenía que transcurrir 300 años para duplicar la renta de las personas. Adoptando el modelo capitalista, se presentaba a Guayaquil y luego Ecuador, la oportunidad histórica de salir de la pobreza y convertirse en nación próspera, como lo estaba haciendo Estados Unidos desde 1789. Por primera vez en la historia de la humanidad la economía de mercado permitía a los países crecer más de 1% anual.
Los ingleses fueron los primeros en hacer la transición del feudalismo al capitalismo, pasando antes por el mercantilismo y así como en industrializarse. También fueron pioneros en reconocer que el estado de la economía era importante pues daba forma a la política y destino del país. Vieron a las colonias como mercados y no como proveedoras de materias primas. Sus comerciantes no permitieron que la política interfiriera con los negocios por considerarlo ineficiente e irracional. La exclusión de la política en el mercado era reconocida como característica importante. Ser apolítico señalaba madurez del mercado. En Inglaterra el desarrollo del estado tuvo lugar cogido de la mano con el desarrollo del mercado, es decir nacieron y crecieron en armonía los sectores público y privado. Para el siglo XIX, Inglaterra tenía inmenso poder político y económico sin burocracia pública. Pensadores como John Hales, Edward Misseldem, Thomas Munn, Gerald de Malynes, William Petty, Charles Davenant, James Wilson,Josiah Tucker, William Mildmay escribieron sobre: exportar producto terminado en lugar de materia prima, importancia de ser propietario y tener marina mercante propia, abolir los monopolios, los recursos de Inglaterra deben ser superiores a los de los rivales, el poder político no se puede obtener sin la riqueza, ni ésta sin el comercio, etc. Finalmente Adam Smith proclamó que la prosperidad en las naciones no se consigue acumulando oro ni plata, sino con la productividad de la agricultura e industria, a través de la libertad económica; la competencia era sana porque obliga a los empresarios a buscar la eficiencia; sin los derechos de propiedad bien establecidos, no hay nada en qué transar y sin intercambio no hay mercado y sin éste, no hay crecimiento económico.
Estados Unidos habiendo aceptó las teorías de los economistas ingleses y de otros países como Frederic Bastiat de Francia y Frederic List de Alemania, tenía bien claro que los instrumentos del desarrollo no eran la espada ni la cruz, sino las actitudes ante el trabajo, la innovación tecnológica, el progreso en la agricultura, comercio e industria, etc., los instrumentos para ganarse la vida. En 1750, Estados Unidos tenía el mismo ingreso por habitante que América Latina y para 1800, su renta se duplicaba.
Para 1820, año de la independencia de la Provincia de Guayaquil, la Revolución Industrial con más de medio siglo de vigencia, demostraba que la tecnología se convertía en la principal herramienta del desarrollo, era la fuerza que empujaba el desarrollo económico. El mundo era testigo de cómo cada ola innovadora iniciaba ciclos de crecimiento. El ferrocarril permitió mover carga en grandes cantidades y los barcos a vapor, disminuir las distancias. Los líderes de la joven república ecuatoriana contaban con la teoría económica y aplicaciones del capitalismo, para comenzar a construir una nación poderosa.
Simón Bolívar, José San Martín y Vicente Rocafuerte estaban en contacto con los grandes pensadores europeos y estadounidenses, como lo demuestra el epistolario de Jeremy Bentham entre 1822 y 1824. Para este extraordinario pensador inglés, reformador, estudioso de la ley, experto en legislación y economista, era responsabilidad del gobierno producir una armonía artificial de intereses a través de la legislación. Era función de la legislatura establecer un sistema de premios y castigos que induzcan al individuo a buscar acciones que lo lleve a la más grande felicidad.
En la citada obra hay cartas cruzadas con José de San Martín, Simón Bolívar, Francis Hall (inglés que vivió en Quito), Vicente Rocafuerte y otros destacados ciudadanos sudamericanos. Les escribe sobre legislación y economía. Su magna obra Propuesta de Código, ya traducida al español, había sido leída por San Martín y Bolívar. En una carta Bolívar le escribe que espera que Bentham lo adopte como su discípulo. En carta a Hall, le comenta que Sudamérica debe ser un territorio de consumidores, donde llegará el día en que su comercio sea infinitamente más importante que el de Estados Unidos. A la misma persona le explica sobre una máquina que puede fabricar 1.500 clavos por minuto. A Bolívar le comenta sobre la importancia de mantener el crédito, a propósito del desprestigio que tenía Colombia en el mercado financiero de Londres.
Con todos los antecedentes expuestos, Ecuador debió haberse enriquecido con las experiencias de otras naciones y beneficiado de los escritos de las mentes más brillantes en política y economía, como las mencionadas en párrafos anteriores, además de las grandes obras de Benjamín Franklin, Thomas Jefferson y Alexander Hamilton, todos ellos Padres de la Patria de Estados Unidos. Nuestros líderes debieron saber cómo manejar la agricultura, el comercio, la industria, las finanzas públicas, particularmente la moneda y el presupuesto; ejercer control de la inflación, evitando el alza de los precios; dar prioridad a la exportación de bienes con valor agregado, promover la diversificación de la economía, fomentar la libertad económica, crear legislación apoyando el desarrollo del- sector privado, etc.
En Guayaquil se creó la Junta Superior de Gobierno en octubre de 1820, presidida por José Joaquín Olmedo y teniendo entre vocales a Francisco Roca, uno de los más prestigiosos comerciantes; ellos y otros próceres mantuvieron correspondencia con grandes pensadores políticos y económicos de la época. El hecho que la Constitución de Guayaquil se refirió al comercio libre entre la Provincia de Guayaquil y todos los pueblos, confirma estar informados.
No encuentro explicación para que nuestros padres de la patria se limitaran a adoptar la mayoría de la legislación colonial cargada de tributos y viciada de penalidades al sector productivo. El código de comercio continuó estableciendo elevados aranceles al comercio exterior y el irrespeto a los derechos de la propiedad se generalizó. Se mantuvieron impuestos como la contribución indígena, oneroso tributo a los desposeídos; diezmo y alcabalas, terribles cargas a las actividades productivas, etc. Lamentablemente la revolución se convirtió sólo en cambio de nombres, no de sistema económico, permanecieron las leyes que detenían el progreso material.
Curiosamente en la primera constitución (1830) de Ecuador, ya no hace referencia al mercado libre. El país nació con un Poder Ejecutivo que apenas tenía dos ministerios, el del Interior y Defensa. Un año después se estableció el Ministerio de Hacienda. En la próxima edición comentaré cómo se inició la administración de Juan José Flores
Guillermo:
Tu artículo es muy interesante y a la vez, lleno de mucha información que yo desconocía. Te felicito.
Gracias, Armando. El período de transición de colonia a república no ha sido investigado a profundidad. Hay muchas preguntas y pocas respuestas. Dos ejemplos, ¿por qué nuestro próceres continuaron usando el reglamento de comercio español cuando el inglés era mucho más avanzado? ¿ A cuánto asciende el monto de dinero que los guayaquileños aportaron para la Independencia del resto de Ecuador. Entre octubre de 1820 y mayo de 1822 Bolívar exprimió a la economía guayaquileña y posteriormente continuó haciéndolo para financiar las campañas en Perú.
Gracias por la importante información , espero las siguientes entregas con mucho interés
Señor Ortiz
La próxima entrega cubrirá el período 1830 a 1845, su estudio está lleno de preguntas y hay pocas respuestas