22 noviembre, 2024

El laberinto de los militares en el Ecuador

Luis Leonel León, Diario Las Américas
Miami

Cuando un militar deja de servir al Estado para plegar sus funciones y armas a un determinado gobierno, no sólo traiciona a su juramento y profesión sino que comienza a andar un tortuoso camino que lo convertirá
en un delincuente, pudiendo incluso llegar a ser un homicida de su
propio pueblo. Cualquier semejanza con algunos altos mandos de las
dictaduras del socialismo del siglo XXI (SSXXI), no es pura
coincidencia. Es una lamentable realidad, muy peligrosa, que urge
corregir antes que sea demasiado tarde.

Esta convicción lastimosamente a veces se quebranta (sobre todo en
países pertenecientes a lo que el politólogo Carlos Sánchez Berzaín
llama la América dictatorial) pero su importancia cardinal queda
demostrada cuando leemos al coronel y analista ecuatoriano Alberto
Molina Flores, autor de un libro único en su contenido: Militares en su
laberinto (gobierno de Rafael Correa), que presentó hace unos días en el
Interamerican Institute for Democracy, en Miami.

Un libro donde el ensayo y la crónica van de la mano para analizar
diferentes eventos ocurridos en Ecuador durante el mandato de Rafael
Correa (15 de enero de 2007 – 24 de mayo de 2017) y desde el prisma
especial que a su autor le provee su formación, experiencia y pasión
militar junto con su intensa vocación humanista. De ahí que en sus
escritos nunca falte la mirada del analista preocupado por los derechos
humanos, la civilidad, el progreso, la libertad, la democracia.

Este leal coronel, actualmente en servicio pasivo, se licenció en
ciencias militares y administración, especializándose en academias
militares de Francia, Panamá, Estados Unidos e Israel. Ha realizado
estudios vinculados al derecho humanitario y enseñando en institutos del
ejército y la escuela militar de la fuerza aérea. Tiene publicados
varios títulos relacionados con temas de seguridad y defensa. Es miembro
de la Academia Nacional de Historia Militar y analista de temas
políticos y seguridad.

Pero, además de todos sus conocimientos y talentos en cuestiones
militares, Molina Flores es un cronista nato. Por eso vale celebrar que
haya compilado en este volumen de forma cronológica una gran cantidad de sus artículos, publicados en diferentes medios de comunicación de dentro y fuera del Ecuador como los diarios Hoy, El Comercio, El Universo, Expreso, El Norte, la revista Vanguardia y publicaciones digitales como Plan V, 4 pelagatos, Desde mi trinchera y Ecuador en vivo.

Los tópicos del volumen van desde la defensa nacional y los aliados, el
servicio cívico-militar obligatorio, seguridad, armamentos, terrorismo,
espionaje, el poder y los conflictos bélicos hasta las guerrillas, la
corrupción, la pena de muerte, la seguridad ecológica, el convenio
militar con Venezuela, el terror y la propaganda de los regímenes
autoritarios, y cómo funciona la justicia en Ecuador.

Cualquier persona que quiera saber cómo fue la relación entre los
militares y el gobierno de Rafael Correa, debe leer el libro de Molina
Flores. Textos todos de notable claridad, documentación y veracidad
comprobable, que buscan en todo momento la objetividad y que de conjunto aportan una elocuente visión histórica de las maniobras con las que el expresidente ecuatoriano, a lo largo de una década, intentó destruir los fundamentos de los militares de su país.

“Correa es el economista que destruyó la economía de Ecuador”, precisa
el coronel, a quien se le deben una decena de títulos como Militares y
la revolución ciudadana (2009) y Análisis de las repercusiones del
socialismo del siglo XXI en la región (coautor, 2015). Y añade: “También
fue un gobernante que intentó destruir la razón de ser de los militares”.

Este fenómeno, que a diferencia de otras naciones atrapadas en las
marañas del SSXXI, no se logró imponer en Ecuador, es algo de lo que se
vanagloria el buen coronel y que, según dice, ha funcionado como una
especie de compuerta para impedir el total avance del correísmo hacia
todas las instituciones y con ello el establecimiento de una dictadura
más férrea. Por ellos suele destacar que “en Ecuador, a pesar de todo lo
que hemos pasado, el ejército sigue sirviendo al Estado, lo cual es una
especie de victoria”.

Durante diez años Molina Flores ha observado la delicada realidad
política y militar de su país y de sus análisis ha ido dejando testimonio sistemáticamente. Sus opiniones jamás han sido del agrado del
dictador Correa. Y no podría ser de otro modo, pues la vocación de este
soldado ejemplar no le permitiría otra acción que denunciar el sostenido
interés de Correa y sus aliados, incluidos sus asesores castristas, en
demoler los pilares que hacen de las Fuerzas Armadas, junto a la
Iglesia, una de las entidades en las que más confían los ecuatorianos
según las más respetadas encuestadoras.

Tiene toda la razón el general José Gallardo Román al señalar que las
estrategias con las que Correa intentó debilitar a los militares estaban
dirigidas destruir cuatro de sus elementos claves: “su disciplina, lealtad, jerarquización y espíritu de cuerpo”.

Según Gallardo Román, este libro es un “registro severo de los intentos
de la facción que gobierna al Ecuador por someter a las Fuerzas Armadas
a su coyunda política”. El ex ministro de defensa conoce la tácticas que
para tales propósitos emplean las dictaduras del SSXXI, basadas sobre
todo en “quebrantar la convicción de los militares”, tergiversándoles su
misión y pertenencia al “Estado políticamente organizado y no al gobierno de turno y su proyecto”.

Cuando Molina Flores hablar acerca de la censura impuesta por Correa a
los medios ecuatorianos, sobre todo con la ley mordaza, confiesa que sentir miedo no es el obstáculo, sino el quedarse paralizado y no enfrentarse al miedo: “No es que no haya tenido miedo a la hora de escribir estos testimonios que denuncian una realidad dictatorial. Lo que he hecho es enfrentarme al miedo y escribir la verdad”, asegura mientras espera que luego de los diez años del correísmo, su libro pueda funcionar como “una bitácora para entender el periodo y que no se olvide. Tenía una obligación moral con este libro y por eso aquí está”.

En Militares en su laberinto (gobierno de Rafael Correa), otros de los
temas tratados son el arbitraje y el poder militar, la modernización de
las fuerzas armadas, la seguridad del presidente y una cronología de lo
sucedido el 30 de septiembre de 2010, un evento que el gobierno de
Correa insiste en calificar como una conspiración golpista, mientras que
algunos analistas describen como un motín, acrecentado por el propio
Correa y que luego manipuló mediáticamente para justificar la
persecución política a sus opositores.

En el capítulo final titulado La farsa del socialismo del siglo XXI, el
coronel le dedica un texto a los comités de defensa de la revolución.
Los tristemente célebres CDR cubanos, que en 2009 Correa creó en Ecuador por indicación de Castro como Comités de la Revolución Ciudadana (CRC) del Gobierno y que antes había implantado Chávez en Venezuela.

Este libro deja en claro que aún los militares ecuatorianos se encuentran en un laberinto, que como bien recuerda Molina Flores, no es otra cosa que una confluencia de vías intrincadas, agotadoras y confusas en las que siempre cuesta encontrar la salida. Pero ante la metáfora del laberinto no hay más que dos opciones: tratar de encontrar el buen camino para salir del atolladero o quedarse atrapado para siempre.

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