21 noviembre, 2024

Venezuela: Entre el caos y el crimen

“La constitución es el principio y el nudo de las leyes; toda institución que no emane de la constitución es tiránica”. Louis Antoine de Saint Just

Maduro ha sido concluyente en su desvarío El título de este comentario quizás  suena a trivial y cansino por lo que, de una u otra forma, casi todo el mundo está enterado que Venezuela  subsiste, en verdad, entre el caos y el crimen. Pero deja de ser o parecer como tal, cuando sobre lo caótico o criminal en que está envuelto el pueblo venezolano, no vamos más allá de solo morbosamente observar. Ciudadanos. Gobiernos. Organismos internacionales. Observación que aunque no queramos  justifica, cada día que pasa, la promoción del  caos   y el aumento del crimen… La pandilla delictiva que “gobierna” la patria de Bolívar se alimenta, ideológicamente, del enfermizo show que brindan, día a día, quienes fungen de líderes políticos… No hay límites. Para Maduro y sus ministros. Todo es válido para mantenerse en el poder…“Maten, violen, roben, hagan lo que les de la gana con tal que defiendan la revolución”. ¿Revolución?

O sea, con tal que nos defiendan en nuestro objetivo de destruir la república por la desaparición de sus instituciones democráticas, lavar en nuestro beneficio los dineros del tesoro nacional, traficar con las drogas en el pueblo e idiotizarlo. ¿Es o  no es así Diosdado Cabello, Wladimir Padrino, Tereck  El Aissami, William Saab, Nestor Reverol, Tibisay Lucena, citando los más encumbrados de la mafia chavista? ¡Qué importan los miles de heridos y apresados! ¡Qué importa que sigan amontonándose las cifras de los asesinados que ya van más de 120, en más de 100 días de protestas! Total, para Maduro y su mafia están blindados y son intocables con eso de la autodeterminación ciudadana y la patria soberana. Al menos eso piensan y es para el chavismo los instrumentos de la violencia organizada. ¿Hasta cuándo?

¿Es qué puede pretextarse  la autodeterminación para prisiones políticas, para perseguir a los que quieren libertad, para liquidar a quienes piden justicia? ¿Es que puede pretextarse la soberanía para asaltar  el dinero fiscal, imponer una educación fascista desde la niñez, negar los derechos humanos y sociales? ¿No es que ha llegado ya el momento de terminar con estos tabúes que están sirviendo para bloquear  las posibilidades de crecimiento económico, desarrollo social y  estabilidad  administrativa? ¿Seguir hablando de soberanía y autodeterminación en Venezuela, cuando acaba de descubrirse  el fraude electoral de la Constituyente convocada no por pueblo, sino por la pandilla de gobierno?

El principal Rector del Consejo Nacional Electoral, Emilio Rondón,  declara que “no. puedo validar los resultados, ya que ni siquiera se cumplió con las auditorías… Y, además, SOLO EL PUEBLO DEBIÓ ACTIVAR LA CONVOCATORIA”. Desde el inicio, entonces, todo fue inconstitucional. Como dice Louis Antoine de Saint Just “La constitución es el principio y el nudo de las leyes; toda institución que no emane de la constitución es tiránica”. Y con la  tiranía, hay que tener presente, no se dialoga; solo se la liquida!

Artículos relacionados

Modelos de Desarrollo …

Que fascinación que ejerce Guayaquil sobre este gobierno. No pasa día donde no tengan que referirse a la ciudad para denunciar todo lo malo de quienes nacimos y moramos en ella. Criminales, ladrones, mentirosos y sinvergüenzas son unos de los tanto epítetos que merecemos. Claro la credibilidad se pierde sabiendo que la gran mayoría de los miembros de la regencia se ufanan en ser hijos de esta urbe. Bueno no nos alejemos del tema. Se critica a más no poder el modelo de desarrollo aplicado sin que hasta ahora se nos haya planteado alternativa alguna.

Basta recordar esa pestífera etapa de 15 o más años atrás donde la basura acumulada servía de criadero de ratas. En que circular por las veredas era abrirse paso a codazos no sin recibir al paso insultos emitidos por aquel pregonador de mangos, o recibir el humo del hornillo de fritanga, cuando no el brincar sobre esa alfombrilla llena de artículos de dudosa procedencia que nos obligaba a unas cuantas acrobacias circenses. Hermosa época, los negocios tenían que pagar impuestos que los informales, exentos por decisión propia, les otorgaba el derecho de ocupar calles, soportales o incluso, aprovecharse las luminarias de su almacén.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×