“Los ateos, no creen en Dios, hasta que el avión se está cayendo,” El resto de personas creemos que hay un ser supremo, unos lo llamamos Dios, otros lo llaman Alláh, algunos le dicen Yahveh, Buda, y varios nombres más, pero ¿hay tantos dioses, o son el nombre que cada uno le pone al mismo Dios? Todas las religiones monoteístas no admiten otros dioses. Dios es uno. Es un solo ser supremo, al que lo llamamos con el nombre que cada uno le pone. Entonces Alláh, Yahveh, Buda, Dios y los nombres de los dioses de las otras religiones, son el mismo ser. ¿De dónde viene entonces el odio de una religión contra la otra? ¡Simplemente de nosotros, de nuestra intolerancia y nuestra prepotencia! Somos humanos, somos seres imperfectos y es nuestro capricho el que nos lleva a esta separación. Lo mismo ocurre dentro de cada religión entre las diversas sectas. En los Cristianos la diferenciación entre los Católicos y los Ortodoxos, que se separaron en 1054 y luego, la separación entre Protestantes y Católicos en 1517, que se inició cuando el Clérigo Martín Lutero el 31 de Octubre fija en el portón de la Catedral de Wittemburg sus 95 tesis en las que cuestiona abiertamente al papado, los alcances de su autoridad, las indulgencias y una serie de elementos en los que se lanzaba la gran Reforma, que tendría en Juan Calvino, uno de sus mayores exponentes, dando comienzo al protestantismo, en el que, por diversos individualismos e interpretaciones, se fueron creando diferentes ramas. En el catolicismo, luego en 1534, el Monarca Inglés Enrique VIII se desliga de Roma, por no permitirle el Papa, el divorcio de su esposa Catalina de Aragón, naciendo así la Iglesia Anglicana, cuya cabeza es el Rey o la Reina de Inglaterra en ejercicio. Estos tres cismas dividieron el Cristianismo, que es, de todas maneras la mayor de las religiones mundiales.
Las mismas divisiones se han visto en los musulmanes (chiitas, sunnitas y ahora subgrupos) y por las mismas razones, por el egoísmo y la prepotencia humana. En el hinduismo, en que se dividen por castas o grupos sociales, y en cualquier grupo de gentes, hasta en el comunismo. El ser humano busca relievar su status sobre los demás y pretende demostrar su valía su ego, y esto va llevando ahora incluso hasta a cuestionar a Dios. Ya vemos que, hasta en las más altas jerarquías, se pretende discutir la autoridad.
Da tristeza oír cómo ciertos sacerdotes que se dicen católicos, cuestionan las decisiones tomadas por el Papa. Es cierto que somos humanos, pero nos falta la virtud que Cristo nos enseñó: ¡LA HUMILDAD! La falta de humildad del ser humano está llevando al mundo a un caos que a lo único que nos está conduciendo es a la destrucción del mundo en que vivimos.
Dejemos de jugar a ser dios. Pongamos la cabeza en la tierra. Agradezcamos al Ser Supremo que nos creó y aceptemos con humildad que somos humanos. Nosotros somos perecibles. Somos hijos de Dios, pero no somos dioses. Ubiquémonos, dejemos nuestro súper ego a un lado. Vivamos y dejemos vivir.
Dios uno solo es , reza el Shema de Israel , el resto tienen como Dios al dinero y su idolatría es inconmensurable adornada de deseos muchos y la mayoría no satisfechos hasta que la muerte llegue y a otros quizás el exceso de solo uno de esos deseos los habrá llevado a la tumba antes de poder probar el resto . La vida es tan efímera , a causa de la poca justicia que se practica y de paso de mala forma ,es la causa real , de ese afán ego centrista de cada quien ver por lo suyo y la reunión de conspicuos rancien es la manera de lograrlo aupándose conforme a sus diversos intereses y no de acuerdo a conforme Dios lo estableció .Saludis