21 noviembre, 2024

Árbol que crece torcido

No podemos esperar peras de un olmo, Nadie puede dar lo que no tiene. Desgraciadamente, hay personas que crecieron en un ambiente torcido, se juntaron con gente torcida, vieron como amigos, parientes y conocidos, aplicando la ley del más sapo obtuvieron ganancias y salieron adelante, aprovecharon las ventajas del fruto rápido de la delincuencia de sus años mozos, vieron y disfrutaron de la impunidad y la facilidad con la que la justicia es puesta a un lado, dando carta abierta al cinismo y al abuso, sobre todo  ahora que se ha logrado un sistema de justicia dirigido  a lograr lo que quiere el que está arriba.

Mientras no haya verdadero castigo a los culpables, mientras no haya devolución de lo mal habido y no haya sanción real, ¿qué importa seis meses, ò uno o dos años de cárcel, si luego salgo a disfrutar de lo robado? Y como la honra, en este pueblo infeliz va de acuerdo con lo habido, seré reconocido como un gran señor.

Mientras éste sistema funcione como lo hace, sin un verdadero castigo y sin obligar al delincuente a devolver lo robado, creo que Ecuador seguirá produciendo más y más ladrones de cuello blanco y zapatos Dior. No nos quejemos de ello, porque eso es lo que estamos creando.

“El que no vive para servir, no sirve para vivir” se repite constantemente en la Biblia. Es más, el mismo Jesús lo indica: “Hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir” (Mt 20:28). El servicio público es un verdadero voluntariado social. Ayudar a los más necesitados por medio de los servicios que ofrece el Gobierno para el bienestar de todos. Obtener beneficio del mismo, es el más vil de los robos, pues se está robando hasta la esperanza de los más pobres y necesitados del país. Es indudablemente un robo sencillo y fácilmente impune de acuerdo a nuestras leyes, pues ni el propósito de enmienda es necesario: Basta con decir: “no me pueden probar nada”, darle algo al Juez y repartir un poco. Si el Juez no acepta, recusarlo hasta que alguno acepte y quedo libre para seguir robando. Esta actual falsa de hombría de bien, es lo que antes hacía la diferencia: ¡El hombre honesto cuidaba su nombre! Eso, desafortunadamente, se ha perdido.

Mientras no cambiemos el sistema, seguiremos igual. Hay que ver quién se atreve a ponerle el cascabel al gato. La gran masa sigue eligiendo al que más grita o insulta, al que se muestra más machito, al que baila, al simpático. Servir pensando en los necesitados, en los que sufren, en los desprotegidos, es simple caridad. Servicio a la comunidad es servir en el puesto designado, vigilando que las obras se adjudiquen con verdadera justicia, escogiendo lo mejor y lo más conveniente para el país entero. Para las obras realizadas se contrataron fiscalizadores, quienes tenían la obligación de vigilar que se use lo contratado y que las obras se realicen con honestidad. ¿Cumplieron? Ellos ¿aprobaron los aumentos? ¿Se quedaron callados? ¿Denunciaron las irregularidades? ¿Cuál era su responsabilidad? ¿Sólo cobrar? Aparentemente hay demasiados pillos en toda Robolución estratosférica que ha sufrido el país en la década robada.

Al menos, aparentemente, ¡las circunstancias son determinantes! Diciendo que no pueden probar nada, no explican el acto de magia por el que las coimas desaparecieron. ¡La ingenuidad del pueblo tiene un límite!

¿Culpables? ¿Quién repartió los cargos? ¿Quién encargó funciones? ¿Quién contrató? ¿Quién perdonó? ¿Quiénes recibieron, o quisieron hacerlo? ¿Quién intervino? ¿Quiénes no cumplieron con sus obligaciones? ¡Si se desea en verdad acabar con la verdadera causa de nuestra desgracia, hay que actuar! Si lo que se desea es cambiar a los cabecillas y que la corrupción continúe y se entronice, ¡sigamos igual!

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4 comentarios

  1. José Fernando: Tu artículo de hoy es magistral y refleja la situación que nos ha tocado vivir últimamente. No hay que ponerse a llorar sino tener la frente en alto. Lo que tu dices es muy cierto, no hay conciencia de que desde el gobierno se debe servir, como lo manda el Señor. Ojalá que en un futuro se pueda hacer concientizar que gobernar desde cualquier función del estado, es servir. Sólo así las cosas podrán empezar a cambiar para bien de la colectividad. Sigue adelante pregonando este mensaje; no te canses de hacerlo.

  2. Muchas gracias Armando, Sucre y Juan Carlos.
    En realidad me preocupa que se habla mucho y no se hace nada contra la corrupción. Sólo acusaciones y «yo no fui». Nadie habla de lo recibido y nadie devuelve nada.
    Los fiscalizadores cobran y bastante para vigilar las obras. ¿De que sirve, si nadie revisa el trabajo de ellos tampoco.
    Este es otro asalto al erario nacional. ¿Alguien los ha acusado? El grupo de delincuentes es mayor de lo imaginado.
    Pero nosotros, el pueblo, seguimos con ellos por simpatía, porque se han hecho la bandera contra los que ellos llaman poderosos (los poderosos son ellos mismos) Da repugnancia oír cantar a una asambleísta «que la tortilla se vuelva» porque lo que se siente es que ella tiene la boca llena, porque ya es una de las personas más ricas del país.
    Mucho me temo que todo este teatro termine sin nadie preso en realidad, y por supuesto sin un centavo devuelto al país.
    Un abrazo

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