Para vivir en sociedad, es necesario que se respeten normas del buen vivir, del respeto mutuo, de tolerancia, de comportamiento, que permitan que los humanos nos podamos comunicar e interactuar, logrando un equilibrio y una sinergia, que nos permita crecer y mejorar.
Indudablemente, el ser humano también necesita conocimientos para poder desarrollar sus habilidades, y con sus aptitudes, poder convertirse en un ser útil a sus semejantes dando de sí, para el bien de la comunidad.
Por otro lado, venimos al mundo, desnudos, con alma, pero sin conocimientos, aparte de los más instintivos: Al nacer el neonato repta en busca del seno de su madre, lloramos por encontrarnos inconformes y poco a poco nos vamos integrando a las personas de las que venimos y después, poco a poco a los demás. El descubrirse a uno mismo es parte esencial de ese desarrollo.
Es muy importante también que se adquieran desde el inicio, los valores que deben ser innatos en el ser humano, los instintos de supervivencia, evitar riesgos innecesarios y luego, a medida que aparecen, ir desarrollando los otros instintos naturales del ser humano, con moderación y tino, y al mismo tiempo ir desarrollando las virtudes que hacen del ser humano, un verdadero hombre, una verdadera mujer.
La educación, la preparación a la vida, el guiar los primeros pasos, es y debe ser guiada por los padres, con la ayuda de los abuelos y demás familiares, que le dan a esa educación la dualidad de la restricción/permisividad, que lleva a un desarrollo afectivo y de amor, que es tan necesario a lo largo de toda la vida.
Luego de este período, ahora ha aparecido un período que tiene varios nombres: estimulación precoz, pre maternal, maternal, jardín, etc., que es un período para que los niños comiencen a interrelacionarse con otros y a contagiarse de virus, sobre todo los alérgicos (tengo mis cuestionamientos al respecto).
Luego de estos períodos, comienza ya la educación tradicional, donde, sin dejar de tener la mirada abierta de la familia, se van incluyendo las materias básicas del conocimiento, aritmética, geografía, lenguajes, ciencias, orden, etc. Esto debe ser llevado ya en las aulas, con la asistencia de gente calificada, llamadas profesores o maestros, pero siempre bajo la mirada y el seguimiento atento de los padres, pues es aquí donde se comienza a preparar al futuro ciudadano.
La gratuidad de la educación, así como la de la salud, no es una patente de corso, que permite al Estado asumir el papel de rector de normas, pues cada padre tiene absolutamente todo el derecho, en todo momento, de saber y cuestionar, desde lo lógico, qué se enseña a sus hijos y de exigir no solamente el respeto a su integridad física, sino también su integridad sicológica, sociológica y espiritual.
Las corrientes del pensamiento han ido cambiando y no para el bien. Cuando mi generación pasó por sus inicios existían algunas materias hoy consideradas obsoletas como higiene, educación, moral, cívica. Actualmente, se han aumentado otras materias en vez de ellas: educación sexual, etc. Materias que no son ni deben ser parte de la educación escolar, sino de la educación de los padres, y algo más grave, en la forma de presentar las materias, se insiste en fomentar el odio y el rencor. ¿Para qué es necesario infundir sentimientos negativos a un ser humano en formación? ¿Son el negativismo, la violencia, el asalto, el asesinato, el lograr dinero fácil por medio del narcotráfico, el robo, las pandillas, el sicariato, una forma digna o conveniente de vivir?
La permisividad, por el que me importismo, ha permitido que nuestra sociedad pierda su cauce. Hay varios de los que están involucrados en actos deshonestos, que pueden hasta jurar que no han hecho nada, porque para ellos esa forma de actuar es normal. Las vivezas, el apropiarse de lo ajeno, las saperías, las leguleyadas, son delincuencias graves, Estos actos tienen su nombre propio y deben ser sancionados con todo el rigor de la ley y devolviendo con creces lo mal habido, y lógicamente, deben tener además su castigo.
Es imperativo que haya una revisión completa de los textos de primaria y secundaria, realizada por verdaderos educadores, gente con criterio, con sindéresis, y separar claramente los campos de educación en los que la escuela y el colegio deben intervenir y hasta qué punto.
Ojalá que con tus sabios comentarios y consejos puedas encauzar el pensamiento de muchos que se han apartado de lo verdadero y bueno.