22 noviembre, 2024

Tolerancia y mayoría

¡La mayoría manda! Cuando hay elecciones reñidas prácticamente el 50% de la población toma las decisiones y estas decisiones pueden ser atentatorias contra el otro 50% de los habitantes. Si el cincuenta por ciento de los ciudadanos decide convertir al país en una dictadura, ¿es ético y moral que el cincuenta por ciento que votó en contra de esa decisión, tengan que ser esclavos de ese sistema? Es muy importante, a mi modo de ver, el respeto. Si no hay respeto, no puede haber diálogo, pues éste se convierte en imposición. Diálogo es la comunicación entre dos o más personas para llegar a un entendimiento. El diálogo de besugos o el diálogo de sordos no llevan a ninguna parte. Es necesaria la escucha empática para tener un diálogo fluido y provechoso, que llegue a soluciones definitivas.

La base para ese diálogo es el respeto. Respeto a la dignidad humana, respeto a la libertad de ideas. La imposición, por cualquier medio que se use, es contraria al diálogo. Diálogo es libertad de expresión y requiere tolerancia y comprensión. Para dialogar, es necesario dejar a un lado las pasiones y comprender el punto de vista ajeno

El hombre que se encierra en su idea y quiere imponer por la fuerza su forma de pensar, demuestra poca inteligencia y falta de criterio para poder llegar a un diálogo certero. En realidad, es de hombres de bien aceptar discutir, razonar, escuchar con paciencia y explicar luego las razones por las que se piensa diferente. Este diálogo enriquecedor ayuda a encontrar soluciones definitivas para todos los problemas,

La imposición porque la mayoría manda, no tiene que ver nada con justicia, es más, es una demostración de fuerza, como si la fuerza pudiera dar la razón de algo. Es cierto que se obliga al grupo perdedor a hacer lo que quiere la mayoría, pero eso es una victoria pírrica, en la cual estará siempre presente el rencor, el odio y el afán de rebelión, y se pierde la armonía y la amistad que tiene que existir siempre entre hermanos.

Se tolera a los GLBTI, pese a que son minoría y no se los obliga a respetar la ortodoxia del pensamiento. Su forma de pensar es diferente a la de la de la mayoría. No por tolerar su criterio se pierde la rectitud del pensamiento, simplemente se tolera la divergencia, y así como nosotros respetamos su criterio, ellos están obligados a respetar el criterio de la mayoría.

El obligar a todas las personas a actuar en la misma forma, ¿No es una forma de coaccionar? ¿De quitarle su libertad? Es indudable que todo, absolutamente todo, debe ser moral, debe ser ético, debe respetar las buenas prácticas, pero también debe haber tolerancia, ya que no todos pensamos igual y si yo deseo que tú me respetes, debo empezar por respetarte en la misma forma.

Un punto más: ¡SÍ o NO! ¡Éste o Aquel! son las decisiones que tomamos cuando decidimos algo. Conociendo al ser humano, sus manipulaciones, sus triquiñuelas, ¿estamos realmente escogiendo lo que en verdad es mayoría? ¿Es lo que se decide correcto, lo que realmente conviene? ¿O es lo que quiere en verdad persona que gobierna?

Caras vemos, corazones no sabemos, dice un viejo y conocido refrán. Personalmente considero que la persona que quiere imponer su criterio sobre los demás, avasallando a los otros, es nociva para la sociedad. Por más que pueda lograr, si logra algo, será destruyendo el orden establecido, provocando cambios negativos para la sociedad y muchas veces su afán, unido al despotismo del trato, puede desviar al camino de la corrupción, que es el mal que aqueja a Latinoamérica.

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