Si no se hubiera conocido la devoción de Lenín por los fallecidos dictanosaurios Fidel y Chávez, su llegada al poder a través de Correa probablemente no se habría gestado. Para aquellos que guardan la esperanza de ver en Lenín a un reformador, sepan que nadie sale de las filas revolucionarias mientras mantiene su poder. Entonces, ¿cómo conjugar fidelidad hacia el Socialismo del Siglo XXI y gobernar con práctica ortodoxa un país quebrado? La física cuántica, de conocimiento exclusivo del mandatario, parecería haber reemplazado al socialismo como doctrina de gobierno. La economía continúa siendo un estorbo político.
Lenín ha demostrado no creer que el Ecuador necesite abrirse al mundo a través de una reestructuración económica de envergadura estratégica. Sea por convencimiento dogmático, rigidez partidaria, carencia de criterio o simplemente testadurez política, la realidad es que el país se devanea entre innumerables promesas que no pueden ser cumplidas y una inminente hecatombe social sin precedentes. La crisis que sufre el país presupone una lógica gubernamental apuntada hacia una sutil apertura política siempre que no comprometa su completo control del Estado. En un mundo de libertades universales las fuerzas del mercado inequívocamente acabarían con las políticas públicas de la izquierda revolucionaria. He ahí la razón del totalitarismo de Estado propiciado por el Gobierno y que desde hace más de diez años margina al país de cualquier chance de emprender camino hacia un Estado de derecho.
CUANDO SE HA PASADO TODA UNA VIDA ENSAYANDO UNA DIALÉCTICA SESGADA Y SE HA LOGRADO VIVIR DE ELLA, ES MUY DIFÍCIL QUE QUIERA Y PUEDA CAMBIAR.
PARA ESAS PERSONAS JUSTICIA QUIERE DECIR EMPOBRECIMIENTO PAREJO EN NOMBRE DE LA JUSTICIA SOCIAL.