Ecuador ha hecho varias veces el ridículo en el concierto de naciones pero nunca como ahora; hacer papelones en el Primer Mundo es muy inusual, pero recurrente en nuestras naciones.
Desde hace algunos años en Ecuador hay dos fuentes de información sobre la situación económica del país: la del sector público y la del privado. Ambos elaboran numerosos análisis, mensual o más frecuentemente, y los envían al exterior. Seguramente la mayoría de los suscriptores reciben ambos informes. Después de leerlos deben asombrarse de cómo es posible que un país tenga dos visiones de la economía: la que es ejemplo para el mundo y debe ser imitada, y la que muestra claros signos de estar con salud delicada. Las fuentes de información son las mismas al igual que los parámetros e indicadores. El nivel de endeudamiento es un ejemplo, la falta de trabajo es otro. Los mensajes contradictorios no son nada positivo para el país, ni en el exterior ni casa adentro.
¿Qué pensarán los potenciales inversionistas externos o los analistas que trabajan en instituciones multilaterales? ¿Qué pensarán quienes estudian Economía en las universidades ecuatorianas? Los alumnos deben sentirse confundidos. ¿Conviene a Ecuador que los futuros economistas reciban mensajes que no hacen sentido? En cuanto a proyecciones económicas futuras y políticas a seguir puede haber múltiples interpretaciones, pero no sobre lo pasado, o la forma de contabilizar cuentas nacionales. Esto último ocurre cuando se manipulan las estadísticas, algo común en gobiernos pasados y actuales de nuestra región. Cuando era estudiante universitario, la última semana del curso de estadísticas, el profesor la dedicó a explicar cómo se manipulan los números para sacar resultados diferentes.
En Google hay más de cuatro millones de referencias sobre el tema https://www.google.com.ec/webhp?sourceid=chrome-instant&rlz=1C1PRFI_enEC717EC717&ion=1&espv=2&ie=UTF-8#q=how+to+miuse+statistics.
El ego es enemigo de un buen gobierno.
El mejor ejemplo de como engañar con cifras y gráficos es un libro: «How to lie with Statistics» de Darrell Huff.