22 noviembre, 2024

En el Día Nacional de la Educación

Ante el honor que me concediera la Revista EDUCACIÓN de presidir la sesión del Día Nacional de la Educación, en el Salón de Convenciones de la Universidad Espíritu Santo, llena de tantas personalidades de gran valía en la vida de nuestra ciudad y la Patria, mi saludo fue de reverencia a todos y de agradecimiento por la presea que se me otorgó junto a las demás personalidades, porque uno de mis grandes orgullos es el ser Maestra, oficiante diaria en el altar grandioso de la educación ecuatoriana.

Además, agradecí el honor concedido a mi persona, de hablar a nombre de tantas mujeres ilustres que recibían dicha distinción.

¡Y lo hice! ¡Justo como mujer! Parte del binomio humano, que tuvo que atravesar los tiempos segregantes, hasta cuando logramos se nos reconozcan los derechos jurídicos igualitarios con el varón.  Derechos ahora lesionados por el -talvez como revanchismo, complejo o temor de ciertos varones, a la capacidad de ella, que sobre su ternura de madre, esposa y compañera es, también, capaz de transitar por la vida política, social del mundo, que antes fue solo campo masculino.  -Y hoy es agredida por un varón cavernario que la arrastra o extermina con cuchillo o bala de revolver, igual que otrora con un garrote en mano.

Lo que demanda, hoy, como desafío del siglo, que la educación, sobre todo lo extraordinario de los conocimientos, cuánticos, electrónicos, etc. retome la formación del hombre, para reafirmar el respeto humano, en las aulas de escuelas y colegios, para que el niño, el adolescente y el joven, comprenda, aprenda y haga conciencia del respeto a la mujer, desde su madre, hermana, amiga y compañera y somos los maestros quienes debemos empoderar nuestra acción en sus destinos.

Aparte, refiriéndome a la razón de dicha reunión, creo merece mención especial el Lic. Antonio Alban -Director fundador de la Revista Educación- que circula desde hace más de una década en el ámbito educativo y más allá; en nuestra ciudad y el País.  Por el intento de poner en vigencia la conmemoración del Dia nacional de la Educación -decretada en 2002 por el Presidente Gustavo Noboa.

Justo la educación, base esencial del desarrollo, que está sobre todas las manifestaciones socio-económicas-políticas de una nación, y que en nuestro Ecuador tuvo vigencia siempre, evolucionando con el mundo, desde el primer concepto de enseñar y aprender.  Incluso concuerdo y sostengo: que en nuestros pueblos primitivos existieron escuelas y talleres con maestros que enseñaban y alumnos que aprendían; sin contar el traspaso cultural de la conquista, la colonia y la República, en que hemos sido pueblo vigente de la educación colonial o republicana.

Universalizándonos al presente con la educación del mundo, que va más allá de los siglos, al presente.

Personalmente, entre todos “Los días” que se celebran en nuestro país y el mundo, no conocía de este Día Nacional de la Educación, decretado por el Presidente Gustavo Noboa en el 2002, ante quien como maestra ecuatoriana, también me inclino reverente.

Esperando que este nuevo gobierno lo reoficialice, como símbolo de todos los días en que los maestros oficiamos en las aulas de escuelas y colegios de la Patria:  desde el agro a la ciudad, de la zona Costera a la Andina, de Galápagos al Oriente; en escuelas y colegios públicos o privados y vuelva la educación ecuatoriana a ser revalorizada, sin discrimen de ninguna clase, como uno de los derechos del hombre libre…

¡Por la Paz del mundo!

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