Es un hecho, el 4 de febrero del 2018 habrá la consulta popular y “nada ni nadie” podrá oponerse.
La voz del soberano será escuchada y las demás funciones del Estado deben portarse bien y ponerse “al servicio de la democracia”, porque el CNE ya advirtió que ha asumido funciones extraordinarias, con capacidad para destituir a quien se “porte mal”.
Lo que resulta increíble es que los que hicieron tabla rasa del orden constituido ahora se rasguen las vestiduras alegando que lo que ha hecho el presidente, equivale a un golpe de Estado. ¡El burro hablando de orejas!
Es que definitivamente, son campeones mundiales para hablar y plantear torpezas; claro que, en los tiempos del caudillo de la década pasada, estas barbaridades se transformaban en ordenes imperiales, que eran cumplidas a cabalidad, sin importar ley o norma expresa. Ahora deben sentirse impotentes por tener que someterse al poder constituido y a las leyes que nos rigen, sin la posibilidad de amoldarlas a su antojo, con el propósito de cumplir los caprichos del cacique.
¡Cómo han cambiado las cosas! Hoy vemos que a los parias políticos se les hace difícil hasta conseguir un lugar para llevar a cabo las reuniones de los amigazos del destronado.
Son tan cara de palo, que hasta un asambleísta verde flex tuvo la desfachatez de mencionar la posibilidad de iniciar un juicio político en contra del actual presidente, por haber enviado al CNE el decreto disponiendo la consulta popular.
Sí, parece mentira que por enviar un decreto disponiendo que se le consulte a la máxima autoridad de nuestro país, el pueblo del Ecuador, algunos desorientados lo pretendan enjuiciar políticamente.
Da asco el doble discurso. Son estos mismos los que cuando les presentaron las pruebas para llevar a juicio político al “sin funciones”, opinaban que era improcedente. Inaudito y despreciable tanto manoseo y doble moral. Ventajosamente, pareciera que estas especies, por falta de apoyo, están por extinguirse y así ser desterradas de una vez por todas de la faz política de nuestro país.