Me pareció hermoso compartir este mensaje, pero es una gran realidad, triste, pero así es la vida.
Empiezan los preparativos, ¿cuál será el menú de la cena y en qué lugar nos reuniremos?
Y aparece la pregunta inevitable:
¿Cuántos somos este año? Y en la respuesta aparecen implícitamente: Las «sillas vacías» de las personas que no están. Las que están lejos y que la vida llevó por otro camino, la que eligió no estar porque se enemistó con alguien de la familia y la que Dios se llevó a su lado…
Y aparece la tristeza y las «sillas vacías» duelen.
Entonces, es cuando más necesito ese abrazo que cobija, que protege, que es prolongado, y que lamentablemente no va a llegar.
Entonces, me doy cuenta que extraño esa sonrisa, esas pláticas amenas, esa complicidad que teníamos, esa mano dispuesta a ayudarme siempre, esa compañía … Los ojos se me llenan de lágrimas y duele mucho, muchísimo, pero esa es la realidad y hay que aceptarla, suspiro profundo y cierro mis ojos como queriendo que ese aire llegue hasta esa persona que me falta, abro mis ojos y giro la cabeza y lo que veo son las «Sillas Ocupadas»: son las personas que me aman y que yo amo…
¡Y entonces sonrío! Así es la vida con pérdidas y ganancias.
Y así´ que voy a brindar el 31 con lágrimas contenidas por esas «Sillas Vacías» y sonriendo desde el alma por las “Sillas Ocupadas».
Alegre sí, alegre, a pesar de la tristeza porque estar alegre no necesariamente es estar feliz. La alegría es una emoción pasajera que termina cuando el buen momento finaliza.
La felicidad es otra cosa, es un estado del alma.
Ser feliz, es estar en paz, pleno, sabiendo que estoy recorriendo el camino correcto, el que coincide con el sentido de mi vida, el de mis temores y mi coraje, mis virtudes y mis defectos, mi camino, el que yo elegí, un camino en el que hice todo lo que pude y más…
Brindaré por los que no están y brindaré incondicionalmente por los que están, por los que amé y por los que amo y con lo que tengo procuraré ser feliz.
Posiblemente tú también tengas «Sillas Vacías» en tu mesa este año al igual que yo, pero a pesar de los ausentes y con la dicha de los presentes, les deseo un * FELIZ Y PROSPERO AÑO NUEVO 2018* que sus anhelos se hagan realidad y que llegue lo que tanto anhela tu corazón.
Muy bueno este escrito. LO escribió la Econ. Cecilia Calderón de Castro y yo lo subí al F.B. Saludos. Capucho.
Le felicito un mensaje hermoso para los que estamos en la Tercera Edad