Dicho bastante común en nuestra cuando se quiere castigar a alguien por su mal comportamiento; por una ofensa proferida o por un acto reñido contra la moral o las buenas costumbres. Además, puede ir acompañado de una buena ración de golpes.
Los escándalos de corrupción de la década del correismo tienen a la sociedad ecuatoriana indignada. La indiferencia que se percibe y no se exterioriza en actos violencia, no quiere decir que el cúmulo de hechos que se van descubriendo no vayan acopiando un coraje que se demostrará en las urnas el próximo 4 de febrero.
La complicidad de algunos políticos del régimen anterior, unos prófugos y otros haciendo alarde de las raterías, engendran en la gente el anhelar que se les saque la madre. Son unos sinvergüenzas se escucha por doquier.
El tema Odebrecht ya no es mayormente noticia. La fuga del ex Contralor está pasando al olvido y parecería que los pagos que se le realizaron por los informes truncados, será poco comparado con los contratos petroleros, las deudas con los chinos y las obras con sobreprecio.
Con la sentencia al ex Vicepresidente y la elección de la nueva, se especula que el capítulo está a punto de cerrarse; más aún con la vergonzosa actuación de quien preside la Comisión de Fiscalización que desarmo el Juicio Político sin que exista una resolución que motivadamente lo justifique.
Resulta por demás insoportable las irregularidades que aparentemente obran en la contratación de la deuda en la era de Correa. La conformación por parte del Contralor Subrogante de una Comisión que supervise y revise el trabajo de los auditores sobre la deuda pública contraída, es muy bien vista por toda la ciudadanía. La transparencia del proceso será fundamental para descubrir las irregularidades y castigar a los culpables.
La nueva mayoría que aparentemente se está dando en la Asamblea, unido a los resultados que se avizoran por el SI en la Consulta del 4 de febrero, debe llevar a una restructuración de las Comisiones bloqueadas por la corruptela correista, permitiendo la la gobernabilidad que el país necesita.
Es hora de sacarles la madre a quienes han hecho del país uno de los más corruptos del mundo y con una deuda de usura difícil de pagar.
Solo esperar la justicia divina sobre quienes hicieron mal a sus semejantes