Rocafuerte, maestro de la oratoria.. y enciclopedista profundo, confundió a sus opositores, mostrando que en algunos países de América, no se había logrado establecer, el sistema de gobierno democrático, en su verdadero sentido, no por falta de validez de éste sino por la ambición desenfrenada de sus hijos.
Asunto de enorme trascendencia política y graves consecuencias constituye la actuación de Rocafuerte frente a los místicos problemas religiosos. Incesante propugnador de la tolerancia de cultos y de la exclusión de clero de asuntos del gobierno, levanta la bandera de combate en el seno de la legislatura.
La historia recogerá los nombres de estas dos grandes almas de trópico, Garcia Moreno y Vicente Rocafuerte, para identificarles por sus grandes esfuerzos en bien de la República y por sus medidas de tiranía y de sangre, empleadas para pacificar el país y acabar con facinerosos y salteadores del orden público.
El antifloreanisino, el espirita nacionalislla y el odio al militarismo extranjero, todo incontenible y violento estalla en Guayaquil el 6 de Marzo de 1845. Olmedo, Roca y Noboa, toman la directiva del Gobierno Provisorio, desconociendo el régimen del general Flores y organizando la lucha sangrienta y de muerte.
Olmedo ya no tuvo que cantar a Miñarica, ni engrandecer la figura vertiginosa de Flores, sino de acabar con los genízaros imposibles, mandados por Otamendi, el tigre cebade de Hircania, como le llamara Rocafuerte.
La epidemia de fiebre amarialla de 1842, que asoló a Guayaquil y dio lugar a su activo Gobernador Rocafuerte a demostrar sus extraordinarias cualidades humanitarias, trajo el terrible dolor al poeta, quien tuvo el inmenso pesar de perder a su entrañable hermana Magdalena.
Olmedo era el preferido de la mayoría. Ignacio Torres y Rocafuerte, eran los otros candidatos. Pero Rocafuerte era el candidato de Olmedo y de Flores. Debido a las circunstancias del Ecuador y, según ciertos historiadores confirman que el candidato obvio era Vicente Rocafuerte; no obstante, que tenía poderosos enemigos. Si no hubiera tenido dos aliados tan importantes como Olmedo y Flores, Rocafuerte nunca hubiera sido Presidente.
Olmedo maniobra discretamente en esta convención y, paso a paso, fue allanando el camino presidencial a favor de Don Vicente Rocafuerte , pese a que en un momento dado, los dos tercios de los votos se aseguraron a Favor de Olmedo, y son faltaba su aceptación. Pero el prestigioso político no aceptó y se negó con terquedad a los ruegos y representaciones de quienes veían en él a la persona adecuada, equilibrada y prudente, que podía hacer frente a la dolorosa circunstancia de la época.
Pero Olmedo siempre integro y leal, apoyó a Rocafuerte y lo llevó a la Presidencia.
En la Constituyente de Ambato, Olmedo tuvo la ocasión de hacer triunfar su candidatura sobre la de Rocafuerte. Pero desligado, como estaba de toda ambición personalista, sabiendo que quien recibía la investidura era un hombre de su confianza, cedió su popularidad a favor de Vicente Rocafuerte.
La nueva constitución política del Ecuador era una obra tan propia de Olmedo, como lo habia sido la primera, aunque mirando ya a la Nación como un Estado propiamente constituido. Su discurso comenzaba así: «Llamados por la voz de la Patria, venimos a empezar hoy el arduo ministerio de dar una nueva existencia al pueblo de Ecuador, asegurar sus derechos y promover su felicidad».
Rocafuerte emprendió su obra elemental de educación que precisaba un pueblo civilizado.
Nota: A quienes estén interesados en participar con documentación histórica u opiniones que hagan referencia al Bicentenario de la Independencia de Guayaquil, los invitamos a enviar sus aportaciones a nuestro correo: bicentenario@desdemitrinchera.com
Buen artículo Jorge. sigue ilustrándonos. Saludos.