Se suponía que la creación de la Gran Colombia sería un paso adelante: terminar con un sistema político-económico oprobioso como había sido el español y encaminar a los países miembros, por la ruta de la prosperidad. Se trataba de emular a Estados Unidos que se había independizado décadas atrás y para 1822, intrigaba a las grandes potencias europeas sobre lo bien que se manejaba siendo república democrática.
Si el índice de “estados fallidos”* se hubiera inventado entre 1822 y 1830, Gran Colombia hubiera ocupado el primer lugar. No lo afirmo, el mismo Juan José Flores lo hace cuando en comunicado a los ecuatorianos escribe lo siguiente: