22 noviembre, 2024

Miserables

No voy a aludir a la pelea que cual muchachos de barrio tienen el ex Contralor, el Fiscal General y el Presidente de la Asamblea, que como vulgares canallas se inculpan mutuamente, tratando cada uno de embadurnar de mayor estiércol al otro.

El país sigue observando absorto la corrupción que representó la década correista. No hay cuestión que se trate sobre el gobierno de Correa que ni bien se profundiza o aprieta y salta pus, la corrupción aflora de inmediato. Es asqueroso lo que se ha hecho con los ecuatorianos y una vergüenza a nivel internacional.

En el gobierno anterior se pudo observar de todo. Se metió la mano en la justicia; en las arcas del Banco Central; en los dineros de los ecuatorianos que estaban depositados en la banca privada; se hizo tabla rasa de la Constitución adaptándola a voluntad del dictador; el IESS fue objeto de saqueo de sus fondos, se robaron hasta los medicamentos. Todo bajo, tarea de un grupo de miserables.

En la época de los miserables, de los cuales aún hay muchos integrando el gobierno de Moreno, los abusos y el despilfarro fueron los componentes más comunes, no obstante, una porción de la población se vislumbró con las obras que con descarado sobreprecio se las exhibía y que luego se han visto que no sirven para nada.

Una de las miserias más grandes que puede cometer una persona es la de jugar con la salud de otra y peor aún si es un niño o infante. El no permitir una atención pronta-oportuna y contar con la ayuda de un profesional, así como las medicinas para su tratamiento, es digno de un miserable.

El hospital Leon Becerra de Guayaquil, tiene cerca de 112 años atendiendo a infantes y en algunos casos a personas adultas. Es una institución reconocida por sus servicios y por la sacrificada labor de quienes la dirigen y de sus trabajadores, quienes en los actuales momentos continúan trabajando pese a no cobrar sus haberes.

Desde el 2014 el gobierno de Correa dejo de cumplir con el pago de lo dispuesto por el Congreso Nacional que en el 2006 estableció que se le entreguen 80 mil dólares mensuales, cifra irrisoria frente a los miles de millones que se han robado los miserables correistas.

El Leon Becerra no puede cerrar sus puertas porque unos miserables han suspendido el pago de una cantidad que es obligatoria por ley. Tanto el ministro de Finanzas como la de Salud deben ser conminados y por último enjuiciados por no cumplir con el mandato legal. Ambos son poco afectos a Guayaquil y se conoce de sus limitaciones, pero el Presidente Moreno tiene en sus manos el hacer respetar la obligación y disponer el pago.

Los guayaquileños debemos exigir como se lo ha hecho desde épocas inmemoriales, que nuestras instituciones sean respetadas e impedir su desaparición.

Son muchos los años que tienen atacando a Guayaquil desde gobiernos presididos por enemigos regionalistas que han buscado desaparecer a la Junta de Beneficencia, Solca, Benemérito Cuerpo de Bomberos, etc., Hoy lo hacen contra el Leon Becerra, de la Benemérita Sociedad Protectora de la Infancia. Miserables. No lo lograran.

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3 comentarios

  1. Dice un dicho «El Mal existira mientras la gente buena lo permita». Si de verdad el actual gobernante quiere «gobernar» sin ataduras debe cambiar todo el gabinete porque aun estan enquistados hinchas del caudillo. Debera llamar a gente independiente y formacion de alto nivel, claro ejemplo las embajadas solo gente puesta por compromiso politico que ni chica ni limonada y encima hacer quedarnos mal por «defender» lo absurdo

  2. Estos robolucionarios mas parecen peleas de placeras sacando a luz todas las sinvergüencerías cometidas entre ellos, perol según el expresidente no conocía nada. . Ya llevamos nueve meses de que solo se tratan los lios entre estos mafiosos y el pais en espera de que el Cuantico haga la :cirugía mayor, zafándose de esta gavilla de sinvergüenzas.

  3. Felicitaciones,señor Ordóñez: es un análisis sesudo y, lamentablemente para el país, con estricto apego a la realidad, a la verdad. Los ecuatorianos que amamos a nuestra patria miramos con estupor e indignación el daño incuantificable irrogado por una gavilla de corruptos hambrados de dinero y prebendas de toda índole bajo la batuta de un personaje patológicamente incapaz de conducir los destinos de un país. Y apenas atisbamos la punta del ovillo, mismo que hay que desmarañar para establecer en su real magnitud las consecuencias desastrosas de diez años de voraz depredación del dinero del pueblo ecuatoriano. Entonces,y sólo entonces, podremos intentar virar esta página negra de la historia ecuatoriana.

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