El maestro fue, es y seguirá siendo -como educador- el baluarte social de la humanidad; sin el cual no hubo, no hay, ni habrá nación en el mundo, que subsista.
Hoy más que nunca cuando tenemos que enfrentar los desafíos de la era planetaria -electrónica que vivimos, es la educación la que logrará resistir la parte humana que se necesita para subsistir.
Hoy y no mañana, es al maestro, como educador antes que solo como instructor, a quien necesita la humanidad, que son los miles de millones de niños, adolescentes y jóvenes que pueblan todas las naciones del orbe.
Ser educador es el desafío del maestro del presente, que significa que, sobre todos los saberes técnicos y científicos que conozcan sus alumnos, está la parte humana de ellos que hay que formar para resistir la avalancha, sin que perezcan.
Y ¿quién es ese maestro educador?
-El maestro que sabe que sus alumnos son seres humanos que necesitan una educación concebida en sus tres dimensiones, como decía Steiner: mente, espíritu y cuerpo.
De ahí el primordial papel, como formador del hombre, es que sus alumnos comprendan que sobre los grandiosos acontecimientos técnicos y científicos esta la parte humana substancial de sus vidas.
Porque la educación, como dice Morin, es transmitir, no solo saber puro, sino una cultura que permita comprender nuestra condición humana y ayudarnos a vivir.
Reafirmando ello en que “el saber no nos hace mejores ni más felices, pero la educación si nos hace comprender y vivir la parte substancial de nuestras vidas…”
Y es el maestro educador, el artífice de ello.
De ahí mi grito en este día a todos los maestros; ¡A que sobre todo el cientificismo-tecno electrónico del presente, no dejen de lado la parte humana de sus alumnos que necesitan maestros formadores de su espíritu!!
¡Por la paz del mundo!