21 noviembre, 2024

A los maestros del siglo XXI y más allá.

El maestro fue, es y seguirá siendo -como educador- el baluarte social de la humanidad; sin el cual no hubo, no hay, ni habrá nación en el mundo, que subsista.

Hoy más que nunca cuando tenemos que enfrentar los desafíos de la era planetaria -electrónica que vivimos, es la educación la que logrará resistir la parte humana que se necesita para subsistir.

Hoy y no mañana, es al maestro, como educador antes que solo como instructor, a quien necesita la humanidad, que son los miles de millones de niños, adolescentes y jóvenes que pueblan todas las naciones del orbe.

Ser educador es el desafío del maestro del presente, que significa que, sobre todos los saberes técnicos y científicos que conozcan sus alumnos, está la parte humana de ellos que hay que formar para resistir la avalancha, sin que perezcan.

Y ¿quién es ese maestro educador?

-El maestro que sabe que sus alumnos son seres humanos que necesitan una educación concebida en sus tres dimensiones, como decía Steiner: mente, espíritu y cuerpo.

De ahí el primordial papel, como formador del hombre, es que sus alumnos comprendan que sobre los grandiosos acontecimientos técnicos y científicos esta la parte humana substancial de sus vidas.

Porque la educación, como dice Morin, es transmitir, no solo saber puro, sino una cultura que permita comprender nuestra condición humana y ayudarnos a vivir.

Reafirmando ello en que “el saber no nos hace mejores ni más felices, pero la educación si nos hace comprender y vivir la parte substancial de nuestras vidas…”

Y es el maestro educador, el artífice de ello.

De ahí mi grito en este día a todos los maestros; ¡A que sobre todo el cientificismo-tecno electrónico del presente, no dejen de lado la parte humana de sus alumnos que necesitan maestros formadores de su espíritu!!

¡Por la paz del mundo!

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