Luego del deplorable asesinato de los compatriotas secuestrados por un grupo de terroristas, así como los ataques criminales perpetrados en la provincia de Esmeraldas y otros nuevos actos de terror que tienen en ascuas al país, no nos queda más que reconocer que el manejo de esta crisis está fuera de control. No vemos que las operaciones realizadas por el Gobierno estén dando resultados efectivos.
Hay varias preguntas que nos hacemos: ¿por qué repentinamente se reciben estos embates? ¿Cuál es la razón por la que este grupo narcoterrorista se abalanza con saña contra nuestro país? ¿Será que se busca generar caos y anarquía en la frontera con Colombia, para desviar la atención nacional de los temas álgidos que contra las autoridades del gobierno anterior prevalecían hasta hace poco en la palestra pública?
Este gobierno debe con todos los recursos posibles, locales e internacionales, arremeter con firmeza contra este engendro que pretende desestabilizarnos, quitándonos la paz . Y es que esta plaga vive día a día la ley de la selva, es su ambiente natural. No entienden de plazos ni “ultimátums”; son gusarapos que desde que nacieron fueron marcados con fecha de expiración incierta. No tienen nada que perder, más que la vida, que poco parece inquietarles.
La importación de este monstruo tiene aranceles altísimos, los cuales deben ser pagados por todos los países involucrados. La experiencia internacional juega un papel preponderante en el manejo de esta crisis, que ha rebasado nuestra preparación. Y es una batalla que no podemos perder; cero tolerancia al fracaso o hipotecaremos el futuro del Ecuador, que ya ha sido bastante apaleado.
No abandonemos la teoría desestabilizadora alrededor de estos recientes sucesos. La cercanía, las comunicaciones, formación y otras penosas coincidencias, adornaban a algunos de la década perdida.
Señor presidente, el país está en pie de lucha contra este nuevo flagelo. Los ecuatorianos respaldarán las decisivas acciones que se tomen para erradicar al más deplorable de los enemigos: el terror y ataque contra los inocentes.