Un viejo adagio dice: “Nadie valora lo que tiene sino cuando lo pierde”. Si por un momento nos ponemos en los zapatos de un venezolano, veremos que nos libramos con las justas de caer en una situación similar. Maduro celebro su reelección fraudulenta con un 52% de abstención.
El correato duro una década mientras que el chavismo cumplirá casi dos. Pero la diferencia ha sido muy clara. Con el gobierno dictatorial anterior, el de la más grande corrupción, la velocidad que emprendieron fue tal que destruyeron al país económica y socialmente en la mitad de tiempo,
Maduro enfrenta la condena de su propio pueblo y de muchísimos países que lo aislaran. Ecuador estaba en el mismo camino si no se daba un cambio urgente. No tenemos inversión extranjera; falta de plazas de trabajo; tráfico de drogas, etc., nos libramos a tiempo, pero saldremos.
El dialogo; el cambio de discurso dejando de lado la agresividad y el consultar al pueblo le dio buenos resultados a Moreno. Se demoró un año buscando las alianzas políticas que le den gobernabilidad, tiempo valioso que se debió emplear en solucionar la crisis económica.
El 24 de mayo cumplió con el informe a la Nación donde expuso al pueblo lo ejecutado y lo que falta por hacer. El país fue destrozado y hay que sacarlo con la ayuda de todos. Se dieron algunos cambios importantes en el gabinete, pero faltan más, muchos más.
El año que se inicia para Lenin será de importantes decisiones. Se requerirá de audacia y la voluntad de luchar y encerrar a los corruptos. El Consejo de Participación tiene que hacer lo suyo.