Ecuador, país creíble para socialistas

El alto nivel del riesgo país (728 puntos, 06/22) refleja la poca confianza que el mercado mantiene sobre el Gobierno, que acarrea una abultada deuda, posee exiguas reservas y requiere de crédito externo para honrar sus obligaciones. La aprobada ley de fomento tributario pretende promover al país como un seguro receptor de inversiones mientras los cambios políticos apuntan hacia la institucionalidad del Estado. ¿Hipótesis mal planteada o inconsistencia sistémica?

No cabe duda que lo aprobado por la AN es relativamente mejor que aquello previamente inexistente, pero estrictamente en el orden económico, la falta de recortes en el gasto público, el limitado alcance de los estímulos y la carencia de específicos objetivos fiscales conspiran contra la generación de una nueva cultura de responsabilidad gubernamental en el Ecuador. La remisión de deudas al fisco es solo la más reciente edición de una vieja alcahuetería de favoritismo tributario que lo único que genera es más dudas sobre lo que se intenta lograr como país. La apertura, sin embargo, bien podría parecer irreversible, pero de no serla hundiría más al país. En la práctica, la magnitud de dicha apertura, su integración institucional y la velocidad en la generación de cambios sistémicos coadyuvan contra la pretensión de generar confianza y producir crecimiento económico por encima del poblacional.

En respuesta a las preguntas, pretender que se siga creyendo en el socialismo no cuesta nada, soñar con sobrevivir políticamente a través del engaño tampoco.