(¿Es un simple encargo o una actitud?)
El ex presidente Dr. Carlos Julio Arosemena Monroy, en una pública manifestación guayaquileña, en favor de la Autonomía de sus Instituciones, en la Plaza de San Francisco, definió así a los guayaquileños: “Guayaquileño, dijo, NO es una papeleta de nacimiento, Guayaquileño es tener una actitud ante la vida y una resolución ante la muerte”.
He traído a colación estas frases del controversial ex mandatario guayaquileño, por cuanto de alguna manera se encarnan en la expresión que adorna como título, esta carta.
Encontré este pequeño librito, de unas 30 págs, traducido del Inglés por “Luciano Andrade Marín; periodista, historiador y científico quiteño (1893-1972). Fue Director de la Biblioteca Municipal de Quito. Algunos de sus obras más conocidas son: “Geografía e Historia de la ciudad de Quito; viaje a las misteriosas montañas de los LLanganati, en donde develó algunas hipótesis en torno al tesoro de Atahualpa, escondido por Rumiñahui; y el Reino de Quito, en el que defiende el texto histórico del P. Juan de Velasco”.
Este librito, “Un mensaje a García”, fue escrito por Elbert Hubbard. Más de 40 millones de ejemplares se han impreso y distribuido en todo el mundo, nos dice el traductor ya mencionado: “Después, durante la Guerra Europea, tres potencias europeas distribuyeron millones de ejemplares, entre los soldados, en las trincheras”, citando al Roycroft, de junio de 1942, Magazine editada por los sucesores de ELBERT HUBBARD”.
El hecho del “Encargo”, una Carta. se dio durante la Guerra de emancipación de Cuba, de la Corona de España, alentada por los Estados Unidos de Norteamérica (USA).
“Al estallar la guerra entre España y los Estados Unidos, fue muy necesario comunicarse -sin pérdida de tiempo- con García, Jefe de los insurgentes cubanos, que se encontraba, ¡quien sabe donde!, en algún lugar de los encrucijados montañosos de Cuba y fuera de todo alcance, del correo o telégrafo”, nos dice su autor.
“Alguien le dijo al Presidente, (de USA), si hay alguien que pueda dar con el paradero de García, ese es un individuo llamado ROWAN, el que seguramente lo hallará. LLamaron a Rowan y le dieron una carta para que se la entregara a García. De cómo este audaz mensajero tomó la carta, la puso dentro de una bolsita de hule y atándosela sobre su corazón navego cuatro días en un bote abierto hasta desembarcar por la noche en las costas de Cuba, y, luego desapareciendo internado entre las selvas en tres semanas de viaje, asomar al otro lado de la isla habiendo atravesado a pie un país hostil, y de cómo hubo por fin, entregado su carta a García, son cosas que no deseo relatarlas ahora en detalle. Lo que quiero hacer constar es solo esto: Mc Kinley dio a Rowan una carta para que se la entregara a García: Rowan tomó la carta y no preguntó: -¿Dónde está García?”.
“¡Para gloria del Eterno! He allí un hombre cuyas formas debieron ser vaciadas en el bronce inmortal y su estatua colocada en cada colegio de nuestro país”.
“No es sólo la sabiduría de libros lo que necesitan los jóvenes, ni la instrucción sobre esto o aquello, sino el recibir un buen temple de la columna vertebral para que les impulse a ser leales y exactos en aquello que se les confía, a obrar con presteza y resolución, a concentrar vigorosamente sus energías, a cumplir una cosa: llevar un mensaje a García”.
“El General García ha muerto ya, pero hay muchos otros Garcías”…
Hoy, con la tecnología de punta y las redes sociales, ya no es necesario, tomar un bote, cruzar un océano o internarse en una montaña para comunicarse con “García” y entregarle un importante documento, aunque todavía se lo hace para darle mayor importancia al acto de la entrega o para dejar constancia pública de que se lo hizo.
Puede ser una carta, un Petitorio o un texto completo, que resuma o amplíe las peticiones dirigidas por el/ los peticionario(s).
El hecho, es el mismo que hace más de 100 años, llevar el mensaje a su destinatario, sin preguntar, como, cuando o donde, sino tener las agallas y la resolución de hacerlo y cumplirlo.