Me refiero al de los combustibles que siempre han constituido un problema de alto riesgo para los gobiernos que han pretendido eliminarlos o modificarlos. No hay que olvidar que la caída de Bucaram se precipitó por tocar el subsidio del gas.
El presidente Moreno, así como otros funcionarios ante la grave crisis económica buscan afanosamente cubrir no solo el déficit del presupuesto sino obtener mayor liquides por lo que se planean eliminar subsidios.
El ministro Martínez es uno de los funcionarios que ha dicho que no se tocara el subsidio ni del diésel ni del gas, por lo que se supone que se lo hará con las gasolinas. No obstante, en alguna de sus intervenciones el presidente ha dado a entender que lo que se eliminaría sería el de la gasolina Súper que es utilizada por vehículos que llama de alta gama.
¿Por qué los de alta gama? Se deduce que son aquellos vehículos que utilizan las personas de mayores recursos económicos, los que el dictador llamaba pelucones cuando debió decir ladrones revolucionarios y que tienen un motor de mayor cilindrada que solo admite gasolina de 92 octanos. Hay que ver si efectivamente tiene ese octanaje; además se utiliza en mayor proporción en la costa, la combustión es diferente en la sierra.
Al eliminar la Súper y al no existir otro tipo de gasolina, se optará por la Eco o la Extra que prácticamente ya no se encuentra, lo que no disminuirá el subsidio ya que el de la Súper es inferior al de las otras. ¿Entonces que ganan con esto? Prácticamente nada, solo descontento ciudadano.
Antes de eliminar el subsidio a la Súper se debería estudiar ciertas alternativas. Se podría dejar una sola gasolina de mejor calidad y mayor octanaje, unificando el precio y llevándolo a un valor real. Otra seria ir a un aumento gradual para que su impacto no sea tan fuerte. Subir en algo el diésel, no el que se utiliza en transporte público ni en la industria, se tendría que focalizarlo como se hiso en el sector pesquero.
El gas que no se lo quiere subir, puede ser incrementado en un porcentaje a establecerse. El pueblo es muy consciente de que su precio es bajo y que existe una mala utilización, al margen de la fuga hacia los países vecinos, por lo que aceptaría un aumento que no constituya un impacto traumático.
En todo caso el gobierno sabe que es un tema peligroso y una papa caliente que debe ser muy bien planteado y manejado so pena de que le resulte un bumerán.