21 noviembre, 2024

Deberes (2)

“Nuestros padres son, después de Dios, las personas que merecen nuestro mayor respeto y gratitud”, nos indica el autor de esta adaptación, yo agrego, los abuelos, los hermanos, los tíos y también nuestros amigos.

Sí, todos ellos, lo merecen, por sus desvelos y sus cuidados, ayudas y consejos. Yo tuve la suerte de tener una familia excepcional en ese sentido, y fuí en muchas ocasiones muy privilegiado de esos desprendimientos.

También tuve y tengo, buenos amigos, muy buenos amigos, que me llevaron incluso a sus empresas, a los gremios a los que pertenecían, a las Facultades Universitarias que dirigían, y me dieron trabajo en tales establecimientos comerciales, financieros, educativos, gremiales y académicos.

Tengo hacia ellos, un agradecimiento de vida y disfruto de su aprecio y estima hasta la presente fecha, algunos de ellos, entre 50 y 60 años de compartir su amistad, en ocasiones sin habernos visto por años, de suerte que, cuando se da el reencuentro, disfrutamos tanto, que pareciera que nos vimos ayer. Hago extensivo este agradecimiento público a mis maestros, en todos los niveles educativos: Primario, Secundario y Universitario.

Aquí, vuelvo al texto referido y lo transcribo fielmente, pues vale la pena leer este amplio pensamiento sobre los padres y sus desvelos por sus hijos, con los que no cabe otra manifestación que el agradecimiento de por vida:

“Pensemos en todos sus cuidados y la preparación con que los padres viven el embarazo; en la ilusión con que esperan el fruto de su amor y comunicación; en la ternura con que ya aman a su hijo o hija aun antes de haber visto su rostro; en la dedicación tan completa que demandan los primeros años de la vida de sus hijos; en el inacabable proceso de formación que supone el desarrollo de cada uno de sus vástagos; en la esmerada y persistente transmisión de ideas y valores que orientan el camino y la conducta de sus descendientes; en el apoyo que nos ofrecen de modo permanente, aunque su responsabilidad, de hecho, haya concluido, pues permanecen acerca de nosotros como una sombra protectora en nuestra edad madura. Allí está siempre a la mano su experiencia de vida y su sabio consejo”…

Continuando con el tema, de los buenos modales, aquí, se convierten en obligaciones nuestras para con ellos:

“En primer lugar, el amor filial, sentimiento que honra y ennoblece el corazón humano, y que lo dispone a la práctica de todas las grandes virtudes, pues demuestra la calidad y el valor moral de la persona.

“Junto a ello, es preciso honrarlos, respetarlos y mantener con ellos una comunicación permanente y significativa.

“En su momento de desgracia, enfermedad o necesidad, será preciso ayudarles, apoyarles, asumir su cuidado. Evitemos ser sus jueces.

“Y estos deberes tienen que hacerse extensivos a favor de nuestros maestros, pues han colaborado, hombro con hombro, con nuestros padres, para lograr que seamos lo que somos.

“¡Qué dichosos serán los días del hijo que cumpla todas estas obligaciones para con sus padres y maestros! Se hará merecedor de las bendiciones de sus padres y de la misericordia del creador”

Así concluye el Autor de de esta “Adaptación”, su pensamiento con relación a nuestras obligaciones para con nuestros padres.

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1 comentario

  1. MUCHAS GRACIAS POR ESAS PALABRAS RECORDATORIAS. ESPERO REENVIARLAS A MIS HIJOS Y EX ALUMNOS. MUCHOS DE ELLOS SON MUY GRATOS Y CUANTO BIEN NOS HACEN CUANDO LAS MENCIONAN O ESCRIBEN.

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