En estos días, con propiedad, en un diario, leí en las noticias, referirse a los drogadictos, como “los Zombis”, y estoy de acuerdo con esa descripción, pues la personas drogadictas, al igual que los que tienen algún vicio del cual dependen, tienen incapacidad para pensar, ya que el vicio los domina y por satisfacer el vicio, son capaces de realizar actos increíbles en contra de la sociedad, en contra de su familia o amigos, e incluso contra ellos mismos.
¿Qué se conoce como zombi? El Zombi es un alma de ha resucitado o un cuerpo que resucita. El origen de los zombis viene de Haití, y está relacionado principalmente con historias de canibalismo y vudú. Se comenzó a hablar de ellos a fines del Siglo XV, a partir de la novela autobiográfica de Pierre-Corneille de Blessebois (Le Zombi du grand Pérou, ou La Comtesse de Cocagne), en la que el Zombi era un ser incorpóreo (hay Zombis de 2 tipos: alma sin cuerpo (Zombis incorpóreos) y cuerpos sin alma (Zombis corpóreos), que son los que más presentan en las películas y a los que presumo se refieren en el diario al hablar de ellos.
La relación entre el drogadicto y el Zombi, en ese artículo, está dada porque los Zombis no piensan, actúan como actúan los drogados, no tienen la capacidad de pensar, actúan automáticamente, sus movimientos son torpes y siguen sus impulsos desordenados, o las órdenes que da el que funge de líder.
En verdad, asusta comprobar que en algunas familias de gente bien y preocupada por criar y educar bien a sus hijos, hayan casos de muchachos buenos, que están luchando contra el vicio que los consume y destroza su mente, pero no quiero ahora referirme a ellos, sino a un grupo de Zombis que en la vida normal, deambulan por las calles y aparentemente parecen personas normales, pero que se conducen como Zombis cuando hablan los líderes, los que usando la demagogia y el populismo, ofreciendo más que dando, y usando el encanto del baile y la música, prometen dar el oro y el moro, entregando luego servicios que se dan tarde, mal y a veces nunca, entregando bonos que fomentan la ociosidad, en vez de permitirles tener una plaza de trabajo, con un salario digno, y en vez de dar préstamos para estudios y emprendimiento, les dan bonos de miseria. Estos “líderes” no quieren que el pueblo salga de la miseria a la que los han llevado ellos. Quieren tenerlos sojuzgados para contar con esos votos para ser electos. En época de elecciones, estos se multiplican, porque las promesas de puestos están en la boca de cada uno de los candidatos.
El pueblo se deja encandilar por estos “lideres” y se convierten en zombis, que siguen a pie juntillas los mandatos de los que les han prometido tanto, aunque en la mayor parte de los casos, no reciban nada.