21 noviembre, 2024

Del comportamiento en los velorios

Los velorios en Guayaquil, han evolucionado en los últimos 65 años. Cuando era un chico de 5 años en adelante, los velorios se realizaban en casa. Mientras más profunda era la cercanía con el difunto, o con sus íntimos familiares, más duradera era la permanencia junto a ellos, hasta la madrugada, si era posible, al colmo que las familias del difunto, hacia las 3 am. brindaban un buen plato de comida, más allá del cafecito y las roscas. Algunas personas, asistían más que por el muerto, por la comida.

Esto se acabó, con la construcción por la J.B.G, de las “Salas de Velaciones”, frente al Cementerio General de Guayaquil.

Las primeras Salas, las construyó el Arq. Luis Orús Guerra, recuerdo. Aquí se impuso, el horario de Velaciones hasta las 12 m. (de la noche). Al comienzo molesto a los más íntimos familiares o amigos, pese a que, muy cerca de la Sala de velación, había una suite familiar con todas las comodidades para permanecer, los familiares íntimos en ellas hasta el día siguiente. En la mañana abren las Salas de Velación, a las 8 am.

En el Ecuador, las costumbres respecto de los velatorios, son diferentes: en Manabí, velan al muerto 7 días, con grandes “comelonas” diurnas y nocturnas (trago y música incluídas). Al muerto lo entierran con las comidas que más le agradaban al difunto y algunas prendas adicionales y ciertos objetos útiles, para que los utilice en la sgte. vida.

En la Sierra, los indígenas celebran al muerto, con baile y mucho alcohol y comida propìa del lugar. Lo ví en una “cantina” en Guayaquil, cerca del Mercado Central. Velaban a un niño.

En algunos poblados, se alquilaban las “lloronas”, para que lloren al muerto durante el velorio. Años más tarde lo vi, en una extraordinaria película norteamericana “Zorba el Griego”, donde, las mujeres, en Grecia, al igual que en JipiJapa, vestían luto total, por varios años y sin poder casarse, so pena de apedrearlas, aún cuando se tratase sólo de chismes, producto de la infamia y de la maldad. y calumnias respecto a su viudez. En la película de la referencia, las viudas que eran acusadas de no mantener la fidelidad al difunto, eran apedreadas por la población. Los Evangelios recogen una historia de la época de Jesucristo, en un caso similar y de ahí la frase: “Quien no hubiese pecado, que tire la primera piedra”.

En Alta Mar, cuando alguien muere en la travesía, el cuerpo del difunto, cumplido el ritual, es arrojado al mar envuelto en una sábana, salvo que los familiares en tierra, soliciten el cadáver. El capitán, lo entregará en el puerto más cercano, donde se cumpliran los requisitos de Ley. El Jefe de la nave, entregará el cadáver a la Autoridad Diplomática o Consular, y ésta lo entregara a sus familiares, en ocasiones, lo envían a la Capital del Ecuador, si acaso el difunto es miembro de las F.F.A.A. Siempre es un acto solemne.

Con estos antecedentes, me referiré al comportamiento de las personas que asisten a los velorios.

Para el pueblo, el velorio, es motivo de encuentro barrial, para tomarse unos tragos y jugar a las cartas, pasar la noche en dicho lugar y al día sgte. cargar la caja, alternándose en el camino al cementerio, ante las larguísimas caminatas, algunos con consignas a viva voz, cánticos o rezos, hasta el lugar del entierro.

Guayaquil, tiene 4 grandes cementerios, el “P. Ángel María Canales” (del suburbio) al sur de la ciudad. El “Cementerio General”, de gran importancia histórica, por los personajes públicos y privados, que ahí descansan, ubicados en el Noreste de Guayaquil, y uno mas nuevo, hacia Puerto Azul, ambos de la J.B.G., y un cuarto cementerio hacia la vía que conduce a Pascuales, al noreste, “Jardines de la Esperanza”, privado. Todos, cuentan con Capillas ardientes y Salas de Velación.

Están equipados con pequeñas cafeterías, construidas en las cercanías a tales salas, para tomarse un cafecito o algo muy ligero y conversar unos minutos.

En ocasiones dentro de las Salas, se escucha un murmullo, de los asistentes que conversan en voz baja, pero molestan a los parientes más cercanos del difunto, -para mi es una falta de respeto al difunto,- hasta que una dama allegada a la familia hace rezar el Rosario a los asistentes, para terminar el bullicio, hasta que llegue el sacerdote para iniciar la misa. El pésame, debe ser un acto solemne y corto, -un abrazo, un beso-, a lo mucho, una cortísima oportunidad, para saludar a la viuda/o, hijos/as, sin que se les pregunte, “pero qué pasó”?, ¿si estaba saludable? etc., aspectos que incrementan más el dolor de los más cercanas/os parientes del difunto.

Hay, algunos parientes, -esposa/o, hijos/as- que prefieren cremar al difunto, y guardan sus cenizas en casa, para el recuerdo o en Mausoleos familiares, a falta de espacio, en ellos..

No soy partidario de la cremación, pero tampoco critico a quienes optan por ella.

Finalmente, quiero solicitarles que cuando asistan a un velorio, manténganse en silencio, en la Sala de velación. Si tienes ganas de conversar o saludar a otras personas, sería preferible que salgas del lugar, los familiares te lo agradecerán.

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1 comentario

  1. Pincho:
    Muy buena descripción de la evolución de los velorios. El café con roscas tradicional, ha desaparecido.
    Antes se guardaba silencio, ahora es el sitio ideal de los chismes y los cachos. Muchas personas asisten por cumplir y porque las vean, cuando lo ideal es asistir, no tanto por dar el pésame a los familiares, sino por tener un momento de recogimiento y rezar a Dios y a la Virgen, por el alma del difunto.
    Viene aquí la pregunta: ¿Hay otra vida, luego de nuestra vida terrenal? Para los que creemos en ella, es muy importante este momento de recogimiento y oración. Para los otros, es probablemente un acto social y una oportunidad para reunirse y charlar.
    Como muy bien lo dices, sería preferible salir de la Sala de velación a conversar afuera, para permitir el rezo de los que desean hacerlo. Al menos, si hay otra vida, eso servirá para el difunto.
    Un fuerte abrazo
    JFGR

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