El diccionario de la Real Academia Española, el DRAE, nos ilustra así: “Amistad: f. Aspecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”… Veamos qué nos dice de la palabra “AMIGO”: “Que tiene amistad”, o sea, aquel sujeto que está inmerso en el concepto de amistad referido, lo contrario del concepto de amigo es, “amigote”: “compañero habitual de farras y diversiones”.
Gracias a Dios, he tenido, a lo largo de mi vida, amigos y no amigotes, y si de casualidad, los llegue a tener, en los múltiples ambientes, por lo que uno transitaba, por ej: en el trabajo, en la Universidad, en el barrio, etc., me alejé de ellos, con mucho cuidado y prudencia, para no “herir” sus sentimientos, por cuanto “los amigotes” son insistentes y siempre quieren llevar el agua hacia su molino.
¿Cómo actuar con los amigos de verdad, con los de siempre, con los de toda la vida, que de pronto, se alejaron de los parámetros que practicaron toda su vida, que se mantuvieron siempre con su familia, que fueron seres casi perfectos, en todos los niveles de su comportamiento: familiar, social, laboral, académico, etc y se constituyeron en verdaderos referentes humanos, sociales y económicos?:
¿Aconsejarle/s? Siendo como son, lo suficientemente mayores para actuar, no nos van a oír, ni nos van a dar la razón, admitiendo que están equivocados en su actuar personal y familiar. Sobre todo, si creen que han tocado los límites del cielo con sus manos, frente a la “dama”, de sus nuevas ilusiones, que les resulta perfecta, que no los critica, que los consciente y enamora todo el día, que los complace, en todo lo que se les solicita.
Sinceramente, le preguntaría a ese amigo, ¿realmente le crees?¿No serán otros factores, lo que en verdad le interesa de ti, por ej: tu dinero?. Piensa, sólo un minuto por favor, en esta posibilidad y reacciona. Abre los ojos, que aunque los tengas abiertos y puedas ver a tu alrededor, los tienes en verdad cerrados; para mirar más allá. Tú no eres, y jamás serás parte de ese nuevo “entorno”. Sacúdete.
Arrepiéntete, pide perdón y vuelve al sendero por el que siempre caminaste. El de ahora, tiene espinas, pero no las sientes, el otro, -el tuyo de verdad- tiene rosas, pero no alcanzas, o no quieres, aspirar su aroma, el que todo hogar bien formado expide, como el que formaste.
¿Visitarlo?, ¿en su oficina? y ¿tocarle el tema con suma discreción?, quizás, pero me expongo a perder su amistad, soy su amigo, pero no su pariente cercano. Quizás, los hermanos y primos, puedan hacerlo, comiendo el mismo riesgo. Visitarlo, sin tocar el tema, y actuar como si nada estuviese pasando con su familia, sería, -sabiendo que lo sé y él lo sabe-, como si aprobara su equivocado y transitorio comportamiento.¿Qué hacer?.
¿Alejarme?. Tampoco seria lo mas conveniente. Por cuanto por mas “entretenido” que se encuentre y hasta “feliz”, no ha perdido la memoria, sabe que somos amigos por muchísimos años y cuando lo visite, le traeré a la memoria, a quien escogió para ser su esposa y la madre de sus hijos, y sobre todo, en mi caso personal, a quien escogió como Testigo, de su matrimonio civil. Lo visitaré muy pronto. Seguro que mi presencia en algo lo retrotraerá a ese pasado de amor y le removerá la conciencia.
Como buen Abogado que es, solo me permitiré recordarle, si acaso hay lugar, cómo, el Código Civil ecuatoriano, definía legalmente al matrimonio, en la época que contrajo el suyo: “El matrimonio, es un contrato solemne, por el cual un hombre y una mujer, se unen por toda la vida, para amarse, procrear los hijos y apoyarse mutuamente”. Lo “otro”, es cuento y siempre será transitorio, sobre todo, cuando estés viejo, enfermo y sin dinero.
Recuerda/en, el contenido de esta carta, amigo(s) querido(s), nunca es tarde para enmendar un error o terminar un pasatiempo peligroso. Pero hazlo/háganlo ya; si tardas/dan mucho, quizas podria ser demasiado tarde.
