El mundo está en constante movimiento y cambio. Las tecnologías van eliminando cada vez más al hombre del trabajo, supliéndolo por máquinas, pero al mismo tiempo van apareciendo otras fuentes de trabajo para el ser humano.
Una de estas carreras es la de político. En la prensa, ya presentan a los nuevos candidatos para los puestos que van a salir para las elecciones del próximo año, y ya se comienza a oír mencionar nombres para las demás elecciones.
Creo que la carrera de político requiere algunos requisitos para evitar lo que ha ocurrido y que ahora parece ser el modus vivendi de varias personas que continúan enquistadas en el poder.
¿Cómo se puede evitar que personas que buscan su bienestar personal a toda costa, incluso perjudicando a los demás, sean electos? Esta es la ardua y difícil tarea que nos toca ahora a los ecuatorianos. ¿Qué regulación debe existir para evitar que lleguen a ocupar puestos públicos, personas cuyo interés es el de enriquecerse y pasar ellos a mejor vida, mientras el pueblo se muere de hambre?
La prensa publica regularmente los nombres de los candidatos y lo hace poniendo también lo que han pagado de impuestos en los últimos años. Si alguna persona ha vivido los últimos cinco años, y no ha hecho declaración de pago de impuestos, creo que es difícil que lo podamos considerar como ciudadano, no debería, por lo tanto ser hábil para poder ser elegido. Si no ha pagado nada de impuestos, me temo que sea una persona que no tenga los suficientes recursos para vivir bien, y por lo tanto, es probable que lo que quiera sea aprovecharse del cargo.
¡La nueva profesión (político) es una carrera rápida y fácil! Ya hemos visto a varias personas que han ocupado puestos públicos y ahora son gente de dinero. Mucho más en estos últimos años, en que la justicia estuvo a disposición del Gobierno.
Si en realidad queremos evitar que la corrupción continúe, es necesario poner trabas al arribismo. ¡No porque el pobre no tenga derecho! Todos tenemos derecho, y muchos pobres tienen más derecho que muchísimos ricos, cuya fortuna ha sido cuestionada más de una vez. Las candidaturas deben ser estudiadas detenidamente. ¡No es cuestión de ser popular! La persona, ¿está comprometida con el país? ¿paga sus impuestos? ¿cumple con sus obligaciones? ¡Debe haber un tribunal que juzgue sus actuaciones! El mismo pueblo, a través de la prensa, puede juzgarlo.
Las candidaturas deben ser ratificadas por un tribunal y explicarse a la ciudadanía, las excepciones a la regla para la elección. Y los partidos políticos tienen la obligación de escoger como candidatos a personas, no por su popularidad, su atractivo o su militancia, sino por su probidad, su honestidad y su verdadero deseo de servir a sus conciudadanos