Ya lo dijimos en entrega anterior, cuando se inauguró el nuevo aeropuerto de Quito, en Tababela. Solicitamos por esta vía, que el antiguo aeropuerto se mantenga como alterno para emergencias, o imposibilidad de aterrizaje en el nuevo, o para el tráfico aéreo con las ciudades del Oriente ecuatoriano. Coincidimos con el criterio de muchos Quiteños, pero no se nos prestó atención.
La pista del viejo aeropuerto quiteño, fue reforzada y ampliada para que en dicha pista, puedan aterrizar los famosos YUMBOS, (de 2 pisos), aviones muy pesados y que requerían pistas más largas (2.3 Km por lo menos); sin embargo, no se hizo caso a los propios ciudadanos quiteños y se lo utiliza como cancha deportiva, para que unos 100/200 quiteños/as, hagan ejercicios matutinos, antes de ir a sus trabajos, (entre 5 y 7 am).
En Machala, paso lo mismo, el viejo aeropuerto fue invadido por los sectores populares, porque se lo abandonó; y se construyó uno nuevo en Santa Rosa, con el propósito de llegar a los aeropuertos del Norte del Perú, que nunca llegó Tame, y actualmente está subutilizado.
Los aeropuertos en el Ecuador, deberían ser aéropuertos “civiles-militares”, salvo aquellos aeropuertos militares, que están ubicados en lugares estratégicos, para control y defensa de la soberanía ecuatoriana, cerca de nuestros estados fronterizos, Colombia y Perú, o para controlar el contrabando, el narcotráfico y la guerilla, o para, la protección del oleoducto transecuatoriano. Cosa igual debería resolverse con los aeropuertos costeños de Quevedo, Taura, Guayaquil, Salinas, Manta y de Esmeraldas.
Evitaríamos así, el gasto en aeropuertos especializados, en civiles y militares.
El actual aeropuerto de Guayaquil, el José Joaquín de Olmedo, correrá igual suerte, desaparecerá, cuando se construya el nuevo aeropuerto en Daular.
En ese mismo lugar, el cabildo guayaquileño, proyecta construir “Ciudad Nueva”, que en entrega anterior ya lo dijimos, será una ilusión o un sueño.
Me pregunto, ¿porque el viejo aeropuerto -el actual- tiene que desaparecer para construir en el mismo lugar una “ciudad satélite”?. ¿Porque no dejar el nuevo aeropuerto de Daular, para vuelos internacionales e intercontinentales, y el actual para viajes domésticos, entre Guayaquil y las demás ciudades del Ecuador?. O ¿como aeropuerto emergente ?
Porque dejar a los guayaquileños, sin su cercano aeropuerto y obligarlos a ocupar otro a tan gran distancia (unos 40 Km. aproximadamente)?
Sólo de pensar en el costo del transporte y de la espera de esas tres horas antes de vuelos internacionales y de una hora para los nacionales, más el necesario para cubrir la distancia (1 hora por lo menos), me molesta, me parece un absurdo e ilógica su decisión.
Mantengamos el “viejo aeropuerto”, muy moderno como el que tenemos, que ha ganado tantos premios internacionales entre los aeropuertos que mueve entre 1 y 5 millones de pasajeros y sigamos el buen ejemplo de las ciudades norteamericanas como N.Y y otras del mismo país, al igual que Buenos Aires y otras ciudades del Brasil, que tienen dos y tres aeropuertos.
Es bueno soñar, cuando la realización de los proyectos, trae consigo un beneficio visible e inmediato para una ciudad, una provincia o una región. De otra manera, nos quedaremos soñando y los “sueños, sueños son”, como ya lo dijo siglos atrás el famoso poeta Calderón de la Barca, en su extraordinario poema. “La vida es sueño”.
Seamos realistas, cuando de soñar se trata, sino seremos, entre ingenuos, meros soñadores o demagógicos.
Recordemos que en campaña electoral para la Presidencia de la República, uno de los candidatos a tal dignidad -que llegó a ser Presidente- prometió el SUBWAY, para Guayaquil, que más parecía un chiste cruel.
SOÑEMOS sí, pero con los pies sobre la tierra.