21 noviembre, 2024

La supremacía del individualismo

La ideología política no ha dejado de existir, pero en la práctica su influencia se ha reducido producto del carisma y habilidad de unos pocos individuos en conquistar seguidores a gran escala. Hoy pesan más las individualidades en una rara combinación de populismo en la captura de masas y liberalismo en la supremacía del individuo.

En el amplio y extenso sentido ideológico ha sido mucho más común ver a prestantes individuos que deambularon por la izquierda terminando eventualmente en la derecha. En el plano más universal, Mario Vargas Llosa fue en su juventud literaria un gran admirador de la causa socialista hasta que la racionalidad logró convertirlo en uno de los máximos exponentes de la libertad de expresión y el libre mercado. Más aún, Ronald Reagan fue políticamente un demócrata antes de convertirse en republicano y eventualmente liderar la última gran revolución del pensamiento conservador (liberal para el entendimiento latinoamericano) estadounidense. Oswaldo Hurtado fue también un hombre de izquierda quien con el paso del tiempo consiguió vencer la demagógica estrechez de las doctrinas de encerramiento y abrazar la apertura como única vía al desarrollo individual y colectivo.

El actual individualismo representa la máxima expresión de una libertad que ha derrotado al socialismo y endosa a la sociedad la responsabilidad por descifrar el carácter, intencionalidad y pragmatismo de los interlocutores, precisamente de ese individualismo, en su eventual toma de decisiones para bien o mal de dicha sociedad.

 

Artículos relacionados

El Poder Político y Francisco de Asís

Seguramente algunos se extrañarán del título de este breve artículo y se preguntarán: ¿qué tienen que ver quienes sustentan un poder político, generalmente autoritario y prepotente, con el humilde y dulce hermano Francisco? Pues, aunque no parezca a primera vista, ¡bastante! ¿por qué? Ante todo, porque los políticos, si son sinceros y obran con la verdad, deben estar inspirados en los valores humanos, para lograr el bien y la armonía de las personas que integran una sociedad. Y, Francisco de Asís siempre se inspiró en los valores humanos, dados por Dios, para cumplir con su lema: “Paz y Bien”…

El cuerpo consular de Guayaquil

Si existe alguna característica en el mundo actual, esta es el acercamiento que se ha efectuado entre los distintos pueblos merced al adelanto casi prodigioso de las comunicaciones, a tal punto que por lejanos físicamente que se encuentre uno del otro, casi automáticamente se conocen, se comprenden, se comunican.

Esta proximidad, pese a la distancia, ha ido creando poco a poco una idea de mancomunidad mundial, y así, nos entristece y llena de agobio las catástrofes que se suceden en algún punto del orbe; y se ensancha nuestro espíritu el conocer los avances científicos, descubrimientos y obras efectuadas a favor de otros pueblos. Mas, las imágenes reproducidas o las palabras transmitidas, no siempre pueden ser comprendidas en su cabalidad, ya sea por deficiencias técnicas de la transmisión ó por el simple hecho de no abarcar todo espectro humano. Entonces, para una mejor comprensión de lo que está ocurriendo en alguna latitud del mundo, se hace necesario la intervención humana mediante la cual se podrá entender mejor las causas y los motivos que producen el fenómeno. Esa, labor importantísima por cierto, la desempeñan Los Diplomáticos y los Cónsules, verdaderos conductores a través de los cuales fluye la información.

1 comentario

  1. Muy buen análisis Indudablemente existen otros exponentes del intelecto que han surcado esa metamorfosis ideológica, no solo en América, si no en Occidente en general y que decir de aquellas mentes inquietas sobre estos temas y que les ha tocado engrosar esa masa silente de intelectuales, politólogos y pensadores, sometidos al garrote represivo de gobiernos dictatoriales, en países más lejanos y sometidos a la opresión oprimidos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×