21 noviembre, 2024

Paremos de quejarnos

Todos los días despotricamos por lo que sucede en el país.

Por donde quiera se detecta algún acto de corrupción.

Es imposible para mí; por mucho que trate de entenderlo, que exista la posibilidad matemáticamente adquisitiva, para que un funcionario público que gane tres mil dólares mensuales, sea propietario de una casa de más de un millón de dólares y posea cuatro carros que cuesten más de ochenta mil dólares cada uno.

Debo ser muy bruto o quizás no tenga la capacidad de optimizar la compra de las cosas, pero a mí se me haría imposible con ese sueldo, tener los grandes lujos que alguno de los políticos sinvergüenzas tienen.

La función pública puede darte para vivir austeramente. No puedes tener una vida de lujos con los bajos sueldos que te pagan.

Para un político avispado lo importante no es robar, sino poder tapar contablemente lo que se ha robado.

La culpa no es de los pillos.

La culpa es de la impunidad que les otorga el corrupto sistema que les permite ocultar lo que nos roban.

Los verdaderos culpables somos los sufridores quejosos.

Somos verdugos implacables de los noticieros de televisión.

Del grito ante la pillería descubierta; no pasamos.

Que tal fulano es un sinvergüenza o que ese desgraciado es un ladrón, son parte de la gran protesta verbal que gritamos frente a la pantalla de un sordo televisor que no nos oye.

¿Te acuerdas cuando era chiro?-¡Ese no tenía ni en que caerse muerto!

Todos estos inútiles reclamos son parte de nuestras timoratas formas de incrementar la impunidad que sostiene a los ladrones.

El escándalo les conviene. Asumen el papel de perseguidos políticos. Están seguros que es cuestión de tiempo esperar por la amnesia colectiva que les otorga nuestra sociedad.

Nuestros insultos son el inútil desahogo de una terapia grupal frente a la tele.

Somos campeones para protestar en una noche de tragos.

Borrachos somos machos para señalar a los ladrones.

Somos tan parte activa de la corrupción, que seguimos votando por quienes sabemos que no pueden justificar sus enormes patrimonios con el sueldo que ganan.

Con nuestro voto democrático somos cómplices de los ladrones.

Nosotros los “honestos” no arriesgamos ni un centímetro para dejar la cómoda posición que hemos conseguido.

Peor aún seríamos unos “locos” si nos metiéramos a pelear contra quien ostenta el abuso del poder.

Yo vivo por mi conciencia y no mi conveniencia.

Valores como la dignidad y la honradez, me son irrenunciables.

Prefiero haber muerto en forma altiva, que vivir arrodillado frente a quién pretenda decirme como yo deba vivir.

En las próximas elecciones no votemos por los nuevos ni por los mismos políticos de siempre.

Votemos por quién se lo merezca y nos de la seguridad que no será otro más rico ladrón

 

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1 comentario

  1. SOY UNA MAESTRA JUBILADA, CANSADA QUE EL IESS POSTERGUE MI NECESIDAD DE OPERARME DE LOS OJOS. USTED ME HA DESCRITO. SIEMPRE HAGO BERRINCHES FRENTE A LA TV. ME SIENTO MUCHAS VECES IMPOTENTE FRENTE A TANTA DESVERGUENZA Y A TANTA INEPTITUD DE LOS JUECES, FISCALES Y ASAMBLEISTAS.
    HOY VEO QUE EL GRAN PILLO SERRANO LLAMA A JUICIO POLÍTICO A SU OTRORA COIDEARIA MINSITRA DE JUSTICIA ALVARADO POR LA LIBERACIÓN DEL CAPO CASTRO COMPINCHE DEL CHAPO GUZMÁN. QUE CARA DURA. ¿Y AHORA QUÉ HACEMOS? NECESITAMOS ORGANIZARNOS PERO NOS HACE FALTA UN EQUIPO DE LÍDERES MORALES PARA HACERNOS ESCUCHAR. AHORA NECESITAMOS PROPUESTAS Y VERDAEROS LIDERAZGOS. A TRAVÉS DE ESTE MEDIO DIGITAL ¿POR QUÉ NO SOS AUTOCOMVOCAMOS PARA UNA ORGANIZACIÓN CIUDADANA SIN FINES DE LUCRO POLÍTICO Y NOS CONOCEMOS?

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