La oportunidad que te puede dar el destino para servir a la patria como presidente o vicepresidente de la república es única. Pocos ecuatorianos alcanzan esa distinción. Para desempeñar estos puestos se necesita ser patriota. Es decir, se debe anteponer los intereses de la patria sobre los propios.
No se me ocurre nada para justificar, que cuando tienes la posibilidad de hacer por la patria todo lo que has querido siempre hacer por ella; dejes de hacerlo.
Cualquier persona que esté convencida de que su cargo le permite realizar profundos cambios en la sociedad y tiene el poder para hacerlo, debe hacerlo y tiene que hacerlo por el tiempo que tenga que hacerlo, sin importar el sacrificio que sea.