En los tiempos electorales es el único tiempo donde los políticos se acuerdan de que existe el pueblo.
En un país tan pequeño como el nuestro es un absurdo intelectual que existan tantas tendencias políticas que con el disfraz de ideología partidista, se autonombren como representantes del pensamiento popular.
Las empresas electorales son maquinarias de gran poder económico que manejan otra clase de poder para poder acceder al verdadero poder.
Me repugna ver en los candidatos la ausencia de valores como el patriotismo, honradez y la integridad. Estas virtudes son remplazadas fácilmente por las conveniencias propias de los candidatos.
Vemos con desfachatez crasa, que antiguos enemigos de tiendas políticas, ahora son compadres y mediante el camisetaso de los cambios de colores, ahora pertenecen al bando contrario que antes repudiaban.
La mayoría delos político son sinvergüenzas que responden a sus propios intereses.
Son seres ambiciosos cuya ambición no tiene límites.
Lo único que quieren es hacer dinero fácil y de manera rápida para cuadrarse por el resto de su vida.
Si para eso tienen que cambiarse de partido, adular al nuevo líder o aguantar cualquier puteada, con mucho estoicismo y beneplácito, lo harán.
Estamos en una baratija de ofertas electorales.
Cada uno es el único bueno; todos los demás son ladrones.
En este país los honestos no son los que viven con austeridad, sino los opulentos ladrones a los que no se les ha podido comprobar nada.
Pero esta gente sin escrúpulos que nos parasita, solo pueden depredarnos mediante la legalización del robo que efectuamos con nuestro voto.
Ojalá que en estas elecciones, miremos bien por quién votamos.
Analicemos como vive; como son sus carros y veamos si con el sueldo que ganan los pueden comprar.
Estoy de acuerdo con usted en casi todo lo que expresa, salvo la frase con la que inicia este artículo cuando afirma que sólo en época de elecciones, los políticos se acuerdan del pueblo, ya que usted decidió entrar en la contienda política, se colocaría dentro de este espectro de políticos engañadores, pues no lo he conocido a usted como persona defensora de los derechos de los pueblos antes de meterse en la política. Estoy de acuerdo que hay que meditar bien el voto, por ello, en mi caso, tendré que mirar hacia las personas que con o sin elecciones estuvieron al frente de las luchas populares y merecieron la persecución y la cárcel en el régimen correísta que hoy la continúa el inefable Moreno.