Todos tenemos algo de políticos o sea mentirositos cuando a las 12 de la noche de cada año que termina con el sonido de cada una de las campanadas o mientras estamos comiendo o bebiendo, enfrentaremos con ilusión el destino, llenos de optimismo. No sé si sabías pero cada año, millones de seres humanos se llenan de propósitos el primer día de enero, propósitos que van muriendo con el paso de los días. Veamos cuáles son los más populares:
- Hacer dieta o comer más saludable
- Hacer más ejercicio
- Ahorrar más y gastar menos
- Aprender un nuevo idioma
- Dejar de fumar
- Mejorar de trabajo
- Leer más
- Tomar menos
- Pasar más tiempo con la familia
- Empezar un negocio
- Pensar que el Ecuador entre en el verdadero tren del cambio
- Escribir un libro,etc-
Algunos de estos sueños no dependen de nosotros, otros son loables, son sencillos de realizar, pero carecen de claridad o no son específicos para lograr convertirlos en metas. Así que se desvanecen con la misma rapidez que se piensan y la historia vuelve a comenzar 360 días más tarde cuando las campanadas anuncien el comienzo de un nuevo año.
A mí me ha pasado, no he podido con el ejercicio, con un negocio o con algunos pecadillos de la carne, pero espero este año que por fin lo pueda lograr.
Los entendidos en visiones estratégicas tienen un truco y afirman que les ha funcionado. Es un papelito arrugado puesto en la billetera en el escriben cada año metas, claras, con los números o las fechas y muchas veces con los pasos que se debe dar. Dicen que es infalible, que es mágico que tiene el poder de hacer realidad lo imposible. Lo estoy escribiendo porque creo que él 2019 es un año muy especial, lleno de nuevos retos como persona, como empresa y como país, porque lo mejor está por venir