Los más efectivos subsidios gubernamentales son aquellos de aplicación directa sobre entes privados con la exclusiva finalidad de reducir sus costos de producción y aumentar su productividad.
Siendo la empresa privada el principal motor de la economía, no es difícil deducir que los subsidios pueden constituir un círculo virtuoso compuesto por una mayor generación de empleos, un aumento en el consumo, una más eficiente recaudación tributaria y un nivel superior de circulante en el mercado.
En el caso ecuatoriano, sin embargo, los subsidios fueron aplicados como políticas de ajuste de aparente corte social, pero sin consideración alguna sobre el aparato productivo del país. Si bien el sistema de recaudación tributaria ha mejorado considerablemente, existen aún muchísimas distorsiones que propenden hacia la evasión fiscal. Más dinero en el bolsillo del consumidor por cuenta de una gasolina subsidiada no significó necesariamente una mayor propensión al consumo puesto que el IVA también aumentó mientras el país se encarecía y se tornaba menos competitivo.
Las políticas de encerramiento comercial demolieron la endeble economía del país. Doce años han transcurrido hasta que el Gobierno, más por necesidad fiscal que por convencimiento politicoeconómico, finalmente decidió cambiar su política en torno a los subsidios de combustibles. Sin embargo, a falta de políticas tendientes al crecimiento, poco será lo que estas nuevas medidas aporten a la reactivación económica mientras la corrupción estatal siga presente.
Estimado Gonzalo
El subsidio es pernicioso tanto para el contribuyente del sector privado, cuanto para el clientelismo votante. El subsidio distorsiona la capacidad de esfuerzo de cada individuo.
El subsidio distorsiona la macroeconomía del estado y la microeconomía del productor.
El sistema de recaudación impositiva NO ha mejorado, porque la administración tributaria se enfocó en atender el despilfarro del gobernante, en lugar de atender el justo equilibrio de la carga tributaria en el proceso de producción de bienes y servicios, pues el impuesto es «costo de producción», que necesariamente debe tener un límite dentro de la política fiscal, que atienda un sano desarrollo socio económico.
En ese contexto, es un desatino alabar al SRI por su actividad extractiva de la riqueza del individuo, en beneficio del tonel sin fondo del gasto dispendioso.
Le pesquisa tributaria y aduanera, unida a la pesquisa IESS, a la pesquisa laboral y la pesquisa instaurada por los municipios en el impuesto predial, patentes y multas de tránsito, han enriquecido la mente del corrupto, que nada le importa el bienestar del país, la tranquilidad ciudadana, la paz de trabajo del conglomerado. Tengamos en cuenta que los subsidios, los décimos y las antojadizas andanadas de interpretación administrativa, sumado al desbarajuste presupuestario, no responden al NORTE del país, sino que atentan contra la libertad del individuo, preso por tanto adulo.
Cordial saludo
Dr. Eduardo Polit Molestina
1701249235