Para la Iglesia Católica, “la pena de muerte será siempre inadmisible”. Así lo declaró el Papa Fco, reproducida en el Diario El Universo, de la edición de fecha 18 de Diciembre del 2018. “A nadie puede quitársele la vida, ni la esperanza de su redención y reconciliación”.
“… porque atenta contra la inviolabilidad” (de la vida), y la dignidad de la persona”. Fue su regalo de cumoleaños (82), al mundo.
No me llama la atención, la posición del Papa Fco, en este tema. Nuestro señor Jesucristo, fue condenado a muerte y murió por nosotros. La crucifixión era una de las muertes mas dolorosas de su tiempo.
La pena de muerte, como pena máxima, ha sido utilizada para castigar a quienes contravienen la Ley, desde tiempos inmemoriales, hasta nuestros días, por los Jefes de Estados, o por quienes ejercen tales funciones en la más alta Administración de Justicia.
En los tiempos de “bárbaras naciones”, sobre todo se la utilizaba con los prisioneros de guerra; también es utilizada como castigo humano contra, los “contrarrevolucionarios”. La utilizaron Fidel Castro y el Che Guevara, bajo el término de Fusilamiento, por contrariar y oponerse a los fines de la Revolución.
La utilizó Stalin, para eliminar a quienes se oponian a los dictados de la Revolución Rusa.
Se utilizó y se utiliza, en China, (la de Mao), en Corea del Norte y en los países denominados “los Tigres de Así”, por delitos de narcotráfico y de corrupción frente a los dineros del Estado o del pueblo. Al igual que en los países árabes, donde la aplicación de la “Ley del Talión”, es de milenaria aplicación.
En muchos países, la pena de muerte es impuesta por el delito de “traición a la patria”, el Ecuador entre ellos, hasta hace pocos años.
En los Estados Unidos de Norteamericana, subsiste, aún, cuando cada vez menos, la justicia norteamericana condena a algún delincuente a la “Silla Eléctrica” , o a la “Cámara de Gases”. Son muy pocos los Estados de USA que aun la mantienen.
Los americanos prefieren la condena de por vida, por cuanto su sistema penal, permite sumar los años de condena por el número de años de pena, de cada uno de los delitos cometidos por un mismo delincuente. Se han dado casos de condenas por más de 100 y 200 años. Lo que supone por el resto de sus vidas.
Esa es la tarea del día, para los Juristas, defensores de los Derechos Humanos y de algunas Religiones.
Un delincuente si puede matar -en otras palabras- condenar a la “pena de muerte” a su víctima, pero, el Estado, que castiga esa violación jurídica contra la persona humana, u otro tipo de delito, igualmente alarmante y/o repugnante, no puede condenar a la pena capital, a dicho delincuente, aún a sujetos como CAMARGO, que violó a más de 100 niños, de 3 a 6 años.
¿Que ironía? Que injusticia, digo yo, con mis respetos a mis creencias religiosas, como católico.
Si bien es cierto que la pena de muerte, ni ninguna pena es la solución definitiva para componer al delincuente y la rehabilitación, es casi un mito, y en el Ecuador con nulos efectos positivos. Se da el caso de delincuentes que han cumplido la pena carcelaria y han recuperado su libertad, han vuelto a delinquir, al día siguiente de haber sidos liberados. Las causas que motivan a un ser humano a delinquir son muchas:
1) De carácter personal: Psicopatías, traumas, complejos, etc.
2) De carácter Familiar, por ejemplo, vivir en ambientes intrafamiliares violentos, donde los niños crecen con la violencia a diario en sus hogares. Violencia, que luego la transfieren al exterior, para lograr lo que desean, sin mayor esfuerzo.
3) Sociales. Hay causas originarias de la sociedad, agendadas, en Estados donde se delinque, -por ejemplo, los gobernantes, sin juzgamiento, (castigo), por “falta de pruebas”.
4) La IMPUNIDAD, también factible en el campo privado, y por corrupción de quienes tienen la obligación de impulsar las investigaciones penales o resolverlas.
Se trata entonces, de un delito que va de la mano -como causa- con la IMITACIÓN. Si tal o cual persona o gobernante lo hace, ¿porque yo no lo puedo hacer? ¿suena lógico verdad?.
Solo la Ética, la transparencia de los procedimientos y la honestidad de los distintos actores y niveles de justicia, pueden garantizar la paz y la libertad individual, dentro de la sociedad.
Hagamos fuerza común, para estos postulados se cumplan en el Ecuador y los ecuatorianos sentirnos orgullosos de serlo.
A la pregunta inmersa en el título de esta carta: ¿Podrá la justicia ecuatoriana,implantarla algun dia?. Contestaremos que por lo pronto NO. No existe como pena en el COIP (Código Orgánico Integral Penal), ni en ningún otro Código ecuatoriano que la adopte como pena máxima.
Quizás, en otras épocas, y en condiciones socioeconómicas distintas, quizás sí.
Habrá que superar el subdesarrollo jurídico que ronda a ciertos niveles de la Administración de la Justicia.
Soy contrario a la pena de muerte, porque esta es una decisión que no podemos tomar los humanos y, menos los que somos católicos. Creo que con llegar a una cadena perpétua se está cubriendo la muerte ocasionada por un criminal.
PIENSO QUE HAY CASOS DONDE LA PENA DE MUERTE SERÍA LA ÚNICA SALIDA PARA SALVAR OTRAS VIDAS. CASO CAMARGO, CASO DE LOS PEDÓFILOS. SI BIEN NUESTRA FORMACIÓN JUDEA CRISTIANA NOS IMPIDE VOTAR POR LA INCLUSIÓN DE LA PENA DE MUERTE EN CASOS DE VIOLACIÓN DE NIÑOS, QUE TAL PENSAR EN LA CASTRACIÓN QUÍMICA?
La pena de muerte, como lo escribe el autor de éste artículo ha existido desde tiempos inmemoriales. La religión no es una excusa para no aplicarle en caso necesario. INDEPENDIENTEMENTE DE CREENCIA RELIGIOSA, hay muchos seres humanos con taras psicopáticas que no dudan en quitar la vida a otro ser humano. Creemos honestamente que esa persona después de cumplir una pena, luego salir de prisión seguirá cometiendo mas homicidios, porque es en cierta forma su forma de existencia. Entonces, la aplicación de la pena de muerte se impone para evitar que seres anormales patológicamente continúen con ese ritmo de vida. Soy médico, en contra de la EUTANASIA, pero si abogo porque se cambie nuestro famoso COIP, con articulado dedicado a este problema muy serio.