El CNE está bajo el escrutinio de los ciudadanos nuevamente y aparecen nuevas voces sobre el evidente fracaso del CNE y del sistema electoral vigente de acuerdo al sistema rodeado de corrupción que tenemos en Ecuador.
El 4 enero 2019 El Universo publicó: «Las denuncias por afiliaciones ‘irregulares’ vuelven al CNE». «En el Consejo Nacional Electoral (CNE) aún no hay estadísticas totales del número de desafiliaciones o renuncias a organizaciones políticas. En el 2012 … se detectaron millones de firmas repetidas que presentaron las organizaciones políticas para inscribirse y obtener su personería jurídica». «A la Fiscalía General habían llegado, en ese entonces, 178.000 denuncias, y se inició un juicio penal por uso doloso de documentos falsos en contra de nueve personas en Guayas».
Pero todo queda en nada porque el sistema es corrupto.
Existen 6’440.350 ciudadanos comprometidos en 278 organizaciones políticas, es decir, 51,77% del padrón electoral de 12’438.406 pertenecen a alguna organización política en Ecuador. De todas las agrupaciones políticas, 21 son de carácter nacional y cada una de ellas debe tener por lo menos 200.000 afiliados o adherentes. Hagan cuentas y encontrarán que deberían haber más firmas válidas en las agrupaciones políticas que las reportadas por el CNE, teniendo en consideración que algunas agrupaciones políticas, como AP, tienen mucho más que 200.000 afiliados o adherentes, según lo reportado en medios de comunicación.
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Para dejar de constar en una agrupación política, el ciudadano debe presentar personalmente ante el CNE un formulario de desafiliación de la agrupación o un formulario de anulación, en el caso de no haber dado su firma. Obviamente para que sea difícil no se proporciona un enlace o «link» para hacerlo vía electrónica. Luego de ello su firma podrá ser válida si es otorgada a una agrupación política, que, si es nacional, necesita 200.000 de ellas. O sea, es un trabajo monumental.
Sin embargo, existen centenas de agrupaciones políticas, cuyos «líderes» parecerían ser muy hábiles o muy populares, si no fuesen expuestos por los resultados de las elecciones, en las que el número de votos que reciben no se acerca al número de afiliados o adherentes que presentan. ¿Algo huele mal?
La ex-vicepresidenta del CNE transitorio y presidenta del CNE actual, Diana Atamaint, había admitió que existen trampas en el Código de la Democracia: “Quedaron fuera. Ahí está la trampa”, había comentado entre risas cuando se posesionó. No hay que reír sino corregir, para tener una democracia sin trampas.
Representantes del CNE dicen que no pueden reformar el Código de la Democracia en este momento porque tenemos elecciones en Marzo 2019. Es decir, continuamos con el cuento del gallo pelón, tendremos elecciones con una ley que debe ser reformada y que cuando ha sido reformada, ha sido para el beneficio del dueño de turno, mientras que nuestra democracia continúa con trampas.
