Menos mal que salió humo blanco del mini-cisma que se estaba formando en Guayaquil. Felicito al Arzobispo por su rectitud y comprensión del problema, a los asistentes a la misa y reuniones, a los Sacerdotes de la Sociedad de Jesucristo Sacerdote y a los demás Sacerdotes que fueron y colaboraron, por la prudencia y sabiduría con que actuaron.
No existen dos personas que piensen exactamente igual en absolutamente todo, por eso es tan importante la virtud de la tolerancia, para soportarnos unos a otros. Diferir no es estar en contra, así como tolerar no es estar de acuerdo.
Prácticamente desde el inicio de la cristiandad, muchos seguidores de los Apóstoles primero y luego de varios Santos, como San Francisco, San Ignacio y muchos más, preferían seguir a la persona que hablaba y hacía lo que a ellos más les inspiraba a seguir el camino de Jesús. Todas las órdenes o grupos que la Iglesia católica ha aceptado, son buenos, entre ellos está la Sociedad de Jesucristo Sacerdote.
Si una persona (cualquiera que sea), se pone a criticar lo que dice otra, es SU opinión, así como lo que dijo la otra es también SU opinión, y podemos diferir. En cuestiones de religión, nadie puede estar seguro de tener 100% la razón, porque nadie ha pasado y estado en el otro lado y ha regresado luego a contárnoslo. Solamente Jesucristo ha estado en los dos lados y ahí tenemos sus palabras en el Evangelio (nadie sabe el día, ni la hora). Los dogmas son dados por los Papas.
Tenemos una guía que fue dejada por Jesús, en San Pedro, que a Dios gracias, pese a errores que se han convertido en cismas, que nos han separado, por condiciones y orgullo humanos, aún la tenemos en la cabeza de la Iglesia, que es el Papa, ahora, con gran suerte para todos nosotros, el Papa Francisco, que está buscando la unidad de todos y cada uno de los seres vivientes.
Las expresiones del Padre Alfonso Gálvez, cabeza de la Sociedad de Jesucristo Sacerdote, hirieron a la cúpula de la Iglesia, un error muy penoso. Todos somos hijos de Dios. La falta de tolerancia para con los divorciados y vueltos a casar, sin duda hieren a ese grupo de personas, los homosexuales, también se sienten heridos, si se los quiere discriminar. Es importante reconocer que para todo tiene que haber un límite, pero justamente por eso y para eso, están los Sacerdotes y ellos tienen a su vez las cabezas que los dirigen que son los Obispos y Cardenales. Sepamos oír al Papa Francisco.
Nosotros somos las ovejas. Cristo nos dejó a San Pedro y por secuencia a los Papas y al orden clerical, sacerdotes, etc. Los Sacerdotes son humanos y como humanos, pueden cometer errores. En la confesión (la confesión ante un Sacerdote es obligatoria), por ejemplo, quien perdona los pecados es Dios, y lo hace por el sincero arrepentimiento de los pecados del que se confiesa. Lo hace por medio del Sacerdote, pero solamente Dios y el que se confiesa, se arrepiente y tiene el verdadero propósito de enmienda saben, si en verdad sus pecados son perdonados, porque es el arrepentimiento sincero y el deseo ferviente de no pecar más, lo que da la absolución. El Sacerdote puede ayudar en la revisión de las faltas, pero no es dable, incluso por la salud mental del mismo sacerdote, escudriñar más allá de lo conveniente. El pecado lo tiene el pecador. Dios es infinitamente misericordioso y sólo Él conoce el alma de todos nosotros.