¿Por qué? Si ya la educación rural o semi urbana ha traspasado los linderos, con los locales-siglo XXI, que sustituyen a las casitas de las escuelas unidocentes; rurales o de suburbio; ahora con patios recreativos, canchas deportivas, amplios corredores, laboratorios, etc. ¿por qué retroceder?…
Hay que reconocer que son valiosas, lo que falta es activarlas con más personal docente y algunos etc., etc., adicionales.
Y con ello debían tener las facilidades de acceso, los alumnos que van, desde grandes distancias; aunque el problema no es para todos estos centros educativos.
La ventaja de estas construcciones, por las dimensiones, es que pueden tener juntos los tres estamentos de la educación: básica elemental, media y superior y como imperativo la eficiencia pedagógica de los maestros que laboran en ellas.
Si se pudo salir de las escuelas “rurales”, “comunitarias” y “unidocentes”, ¿Por qué volver atrás? Pensando en recuperar los miles de planteles, que según los vemos están en un estado lamentable, que no vale la pena volver a ellos.
¡Señor Presidente! Invierta esos millones, que ya ha señalado, en dos rubros: transportación para los estudiantes, que viven demasiado lejos, y aumento de partidas para maestros de los centros rurales, con subsidios especiales.
Hacer obra educativa no significa desactivar escuelas, colegios o universidades.
¡Señor Ministro de Educación! ¡Esto le corresponde a Ud.! ¡tome cartas en el asunto!
Ya no más escuelas unidocentes, ahora, se necesita maestros preparados, con mística, especial, que si los hay, para que ejerzan en los lugares apartados.
Que -es difícil para algunos padres, solventar el transporte de sus hijos, puede ser cierto.
Para ello debe crearse el subsidio al transporte escolar, con la provisión de tarjetas oficiales, que se utilizó hace algunas décadas y lo siguen haciendo en algunos países europeos, para maestros y alumnos que iban a las nuevas escuelas situadas lejos de la ciudad.
Yo experimenté ello como profesora en Alemania.
Tomaba el bus en la esquina de mi casa en Lüneburg, y luego de algunos kilómetros de recorrido, nos dejaba en los linderos de un bosque que lo cruzábamos a pie por un camino de 3 kilómetros para llegar a la escuela en Adendorf, de gran estructura tanto física, como pedagógica: alumnos y maestros felices en escuelas y colegios que funcionaban en dos o tres jornadas matutina, vespertina y nocturna.
Y aquí surge también la importancia de los Institutos pedagógicos nuestros- que son muy buenos, preparando maestros en la Pedagogía y mística de la enseñanza, a los que hay que darles la importancia debida.
Ellos con el Título de Bachiller en C.C de la Educación pueden ejercerlo en cualquier escuela del País y acceder a las Universidades a especializarse, sin dejar su mira apostólica de servir, antes, en el campo o en colegios muy apartados.
Aún resuenan en mí, el decir de los maestros del Instituto Normal Manuela Cañizares de Quito, donde me formé y que nos estimulaban diciendo:
– ¡Id al campo, allá es donde en verdad se sirve!
…Y quise hacerlo para cumplir ese ideal, aunque mi título era para “profesora de la ciudad”, como me lo dijo la autoridad educativa provincial, mandándome a “pensar”, antes de firmar mi nombramiento, que lo pedí para un lugar rural y él moviendo la cabeza como diciendo -que locura la de esta maestra” …*
Guayaquil, febrero 18 de 2019
¡Por la paz del mundo!
*Poema pedagógico Nº1 (escuela rural Olón-Manglaralto) de mi autoría