Ecuador por un despeñadero: Sabatinas vs lunesinas

Las sabatinas de Correa fueron patentadas en Cuba con el objetivo de arremeter contra todo aquello que representaba el establishment y todos quienes simplemente no comulgaban con él. El culto a su personalidad fue parte central de una retórica con la que gobernó por diez años y su dominio tan colosal hasta el punto de pensar que los candados constitucionales impuestos bajo su orden serían inviolables y que podría gobernar al país en ausencia.

Las lunesinas de Moreno han marcado el rumbo de la retribución de un desprecio personal, por cierto no político, hasta que los apremios económicos contribuyeron al alejamiento del compartido encierro ideológico de sus políticas socialistas. Moreno es limitado, pero tampoco torpe. Correa continúa siendo la fuente inspiradora del exilio dorado al que eventualmente Moreno, aunque no lo admita, querrá acceder en un horizonte no tan lejano. Así, su fallida gestión presidencial continúa diluyéndose entre el temor por no empeorar el perfil jurídico de todas las acusasiones de corrupción a las que muy probablemente tendrá que enfrentar cuando su gestión haya finalmente terminado y el pánico político por acceder al FMI.

El país se encuentra en un despeñadero sin precedentes marcado por el fin del mandato socialista de Moreno y la ascensión constitucional del poco referenciado Sonnenholzner. El Fondo finalmente ha llegado y dentro de poco conoceremos de la fibra del nuevo mandatario para liderar una nación errante en medio de un caos de magnitud catastrófica. ¡Aguanta Ecuador!