Para una gran mayoría de ciudadanos el populismo, de cualquier color, es, quizás, el mejor camino para la solución a los acuciantes problemas sociales. Como que, al fin, los residentes de la miseria encuentran en el abanderamiento populista el alimento, la salud, la vivienda, el vestido y hasta un buen salario por un trabajo estable…Lo que hasta ayer fue negado, la demagogia caudillista lo oferta como regalo de noche buena… Incluso, políticos profesionales, con buena voluntad para poner el hombro en bien del pueblo, se han promovido desde esta plataforma. ¿Es verdad, sin embargo, tanta maravilla?
Pero el populismo jamás ha pasado de cierto autoritarismo, muy ejecutivo y muy individual, en connivencia con grupos de poder, listos a sacar ventaja de sus posiciones. Lo ha vivido Europa y en Latinoamérica es aun el pan de cada día… En algún momento de su posicionismo, y no hay que olvidarlo, el autoritarismo termina convirtiéndose en la típica formulación fascista de la persecución, la cárcel y hasta la muerte. Y oposición significa no solo contrariar al mandato existente. Suficiente es no estar de acuerdo con algún trato gubernamental… Es que el populismo no sabe de detalles. Solo es el aventurerismo del poder camuflado en un absoluto político blindado.
Una manera que, en un estilo especial para manipular con mucha holgura el poder, es la cobertura de su práctica con el griterío delirante del nacionalismo. Nacionalismo, por cierto, que no está solo. Es el corazón, en vivo, del pueblo como masa identificado en tanto consciencia de la sociedad… ¿Quién produce? El pueblo! ¿Quién tiene hambre? El pueblo! La producción, entonces, no es para beneficio de los comerciantes y financistas, de los exportadores e importadores, amarrados al oportunismo bancario…Esto es imperialismo! Y en el decir y hacer de los líderes que promueven la acción popular, el populismo entraña el anti imperialismo!
Fue la voz despótica, que desde los tiempos de la administración del brasileño Getulio Vargas (1930) toma cuerpo, y avanza por Latino américa… En Argentina dirá Perón, ensimismado en su verdad, “Todo para los amigos; nada para los enemigos, ni justicia!”. Y en Ecuador, Velasco Ibarra oirá gritar a la izquierda que lo apoya, <<Con Velasco hay churrasco>>, aunque luego la expulse de su lado…Con el presidencialismo, como figura política de atracción popular, el populismo en nuestra América, entre fascismos y nacionalismos, ha caminado sin descanso hasta hoy. Perú, Colombia, Chile, México, han visto, por ejemplo, desfilar gobiernos de centralismo estatista y bloqueador del desarrollo. Simples manoseadores de un corporativismo obsoleto, producciones ajenas al crecimiento propio, uso de las armas contra estudiantes y obreros, gasto inútil en recursos militares, ausencia de presupuesto racional para el desarrollo tecnológico… ¿Y Venezuela? Es algo así como un punto aparte, en que sobre el populismo, hay que sumar 20 años de politiquería vergonzante. Un narco estado delincuente que mutila y devora, tal cual el antiguo dios Cronos, a sus mismos hijos…
La verdad sea dicha : No entendí realmente su artículo. Un buen tema, no hay duda, pero ( créamelo , no le quiero faltar el respeto) casi es una cantinflada.