La carnicería del barrio

En época de mi niñez, estos dos comerciantes al detal, eran dos personajes muy importantes en el barrio.

Ubicados estratégicamente en los esquinas de las manzanas guayaquileñas, el primero vendía la carne exhibiéndola al público, colgada de fierros curvos que sostenían los trozos de carne que expedía.

La gente se acercaba a la carnicería y escogía lo que deseaba adquirir. Éste, -el carnicero-  desde el interior, a una altura mayor del suelo, de pie, atendía a los clientes. Con sus afilados cuchillos, cortaba los pedazos colgados y los pesaba  en su balanza de platillos, que marcaba el peso a vista del cliente. Los envolvía en papel periódico y la entregaba al cliente.

Se vendía a s/5 sucres la libra de carne, a $2,5 sucres, la carne con hueso y a s/1,00 el hueso solamente. La piltrafa y los excesos de grasa (cebo), los regalaba para alimento de los perros. De los huesos se hacían buenos caldos, el principal, el “caldo de pata”, muy afamado    en la gastronomía guayaquileña.

Por supuesto al carnicero, le interesaba que la clientela  compre la carne pura (pulpa fina, pulpa prieta, atravesado, etc., y en ocasiones cobraba un sucre adicional).

El país, se encuentra en un proceso de reducción del Estado ecuatoriano, un Estado obeso, herencia  de la Revolución Ciudadana, hoy insostenible económicamente.

Dependemos casi exclusivamente del préstamo de 10 mil millones de dólares, que nos otorgara el F.M.I., Préstamo que nos lo entregarán por partes, y con graves y grandes condicionamientos. Condiciones, cuyos cumplimientos, los irán monitoreando  trimestralmente. Caso contrario, NO ABRA LA PLATA.

El asesor personal del Presidente Moreno, en materia de reducción del Estado, ha sugerido la venta de la C.N.T. (Corporación Nacional Telefónica), que es una de las pocas entidades públicas eficientes del Estado ecuatoriano. Arroja utilidades anuales del orden de los ochenta millones. Seguramente ya se estaría negociando en el exterior y con seguridad habrá interés en adquirirla.

INMOBILIAR, vendió la carne y la carne con hueso y se quedó con los huesos,  -bienes públicos de poco interés de la ciudadanía, para adquirirlos a esos precios que se ofrecieron, por cuanto no los pueden vender a valores menores de los registrados en libros  -tales bienes- p.ej., de la banca quebrada-.

La Ley sí permite corregir esos valores inflados, y mediante una Resolución y/o con un Decreto Ejecutivo, corregir tales entuertos o precios inflados, y venderlos al mejor postor, una vez,  realizada la revalorización de tales activos, SIEMPRE Y CUANDO NO HAYAN OFERTANTES.

Al Estado ecuatoriano NO le compete, asumir la técnica de mercadeo del carnicero.

Hay muchísimos bienes chatarra, que el país puede ofrecer a inversionistas extranjeros, para, repotenciar,  por ejemplo, la Refinería de Esmeraldas; o constituir una Empresa pública-privada en el Aromo, para viviendas de interés social, de la clase media y clase media baja; Centros de acopio; el Tren de la Costa, modificándolo en su propuesta original, hecha el 9 de Octubre pasado, por el Presidente de la República Lcdo. Lenín Moreno.

la Recuperación del Golfo de Guayaquil, para la navegación de los verdaderos buques Post-Panamax, de 20 a 30 metros de calado; el 5to. puente sobre el Río Guayas, para enlazar Durán (vial y el tren), con la Autoridad Portuaria de Guayaquil, etc.

En fin, tantos proyectos y obras necesarias de alcance nacional que el país y la costa ecuatoriana los requieren, sin complicar las finanzas públicas y sin sacrificar la “pulpa”, como sería, si vendiésemos la C.N.T.

El recorte laboral del sector público, por ahora en un 10%, es necesario, pero ojo, -los que tienen que irse son los ineficientes, los innecesarios y los corruptos, los de plazo fijo y los de libre nombramiento.

NO los valiosos, para favorecer intereses partidistas.