Integridad es el resultado del dominio de uno mismo. Mantenerse firme en los propios principios, dominar los deseos y tentaciones, Mantenerse con prudencia dentro de los límites estrechos de la moral bien entendida, de la rectitud de los procedimientos dentro del quehacer diario y de todas las situaciones que se presenten.
No existe persona más confiable que una persona íntegra, que no se vira como una veleta al influjo de los vientos, que no se deja influir por las oportunidades, los deseos, las tentaciones, que pone por delante los intereses de su obligación, sobre cualquier otra, remunerada o no, que pueda intentar influir, ya sea por sentimientos, caridad, amistad, parentesco o compasión. La rectitud significa actuar igual con todos, sin favoritismos por ninguna causa.
Hace unos años escribí este verso sobre la integridad, que me permito presentar ahora, para describir lo que es la integridad:
La integridad
José Fernando Gómez Rosales
Pensar, decir y hacer es una línea
para el hombre que es recto y decidido.
La línea será siempre rectilínea
sin bemoles, sin curvas, sin olvido.
La rectitud del hombre es algo serio,
la ruta por seguir para la vida
donde la realidad es un imperio
en que sea la verdad quien lo decida.
Desear, sentir, querer, son pensamientos
que nos pueden sacar del buen camino,
y debo dominar los sentimientos
para encontrar la paz de mi destino.
Y así como Jesús cayó tres veces,
si caigo alguna vez, Dios me perdona
si me arrepiento y ruego con mis preces,
y restituyo el bien a esa persona.
